"El guión oficial no permitirá que la presidenta Fernández de Kichner interactúe con alguien ajeno a las consignas y a las sonrisas protocolares. No la pasearan por las calles de mi Centro Habana natal, donde podría oír de primera mano todo el paquete de demandas populares que aguardamos desde hace tantos años. Un vendedor de pizzas le susurraría que los impuestos lo asfixian y debe acudir al mercado negro para comprar parte de la materia prima; una ex maestra de primaria podría narrarle cómo se fue a trabajar de manicura antes que seguir cobrando un salario simbólico, por pararse frente a los estudiantes. Si la dejaran hablar con esos que habitan viviendas a punto de derrumbarse, escucharía la necesidad de que se abra un mercado inmobiliario donde la gente pueda alquilar, vender y comprar casas. En una esquina, un joven le explicaría de una absurda negativa oficial a salir del país, que lo mantiene anclado a su tierra por tener un título de graduado en medicina. Tal vez hasta se tope con alguien más atrevido, que le enumere al oído todos esos derechos que nos faltan, entre ellos la libertad de asociación, de expresión y la olvidada capacidad de poder influir en la toma de decisiones."Simplemente que el timming que tiene nuestra Cancillería atrasa como 50 años.
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