sábado, 29 de septiembre de 2012

Los errores de Cristina en la universidad


En Georgetown, Cristina Kirchner estaba exultante. Una conferencia en un foro universitario de primer nivel, si el orador es presidente de la república, ofrece todo sin exigir demasiado.

Nadie está allí para juzgar, en el momento, la historia que cuenta el conferenciante, que despertaría objeciones si se tratara de un orador académico. Cristina Kirchner dijo lo que se le antojó sobre Rosas y nadie movió una ceja. La conferencia de un presidente es una performance, de la que se evalúan otros rasgos. Y así debe ser porque, en la mayoría de los casos, los gobernantes no son especialistas, sino políticos. En cambio, Fernando Henrique Cardoso, un intelectual de primer nivel, habría sorprendido si se hubiera puesto a hacer comparaciones dudosas entre la historia de Brasil y la de Estados Unidos. Pero a Cristina Kirchner nadie iba a examinarla por su saber histórico. Habría sido un acto de pedantería, reflejo de la pedantería de la presidenta argentina.

Estados Unidos es, en sus instituciones universitarias, un país respetuoso de las jerarquías. Si se recibe a un presidente, se lo aplaude. Cristina no sabe todo esto, o lo olvida o su canciller no supo explicárselo. Creyó que la distinción recaía sobre su magnética persona, sobre sus gestos y modismos, sobre sus complicidades con un estudiante y sus maternales lecciones a algún otro.

Las cosas fueron diferentes en Harvard, que es una esquina donde giran todos los vientos del mundo. El jueves, cuando Cristina Kirchner habló aquí, antes dio una conferencia la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi ,de Myanmar, una luchadora de los derechos de su pueblo, que padeció décadas de persecución. El viernes fue tapa del periódico de la universidad.

De todas maneras, se preveía la sala llena que tuvo Fernández de Kirchner. Días antes era necesario anotarse en una lista de aspirantes a conseguir entrada, que fueron sorteadas. La recepción a Cristina Kirchner responde a un modelo universitario norteamericano. Alguien debería avisarle que lo que se hace y se dice en la presentación y el cierre sigue un patrón establecido. Los medios académicos norteamericanos, sobre todo los de elite, como Harvard, no cultivan el estilo plebeyo ni la desprolijidad ceremonial. Lo que sucede viene repitiéndose así desde hace décadas. Muy poco es dedicado especialmente al orador. Casi todo proviene de la costumbre.

No sé si alguien puede decirle a Cristina Kirchner que sus conferencias acá son parte de la rutina cotidiana: una universidad de primera línea que ofrece a sus estudiantes y profesores la posibilidad de realizar una experiencia. Pasa todos los días, el año entero. Hay algo que la presidenta argentina no termina de entender: algunas distinciones y algunos honores no responden a sus méritos, sino a las prerrogativas de su cargo. Si Menem hubiera querido dar una conferencia en Harvard, también lo habrían escuchado. No se rechaza ese pedido de un presidente. Por supuesto, Menem prefería otros escenarios.

La excepción de Harvard fue un grupo de estudiantes que hicieron preguntas que la Presidenta no está acostumbrada a permitir en la Argentina. A la salida, el joven sanjuanino que más incomodó a Cristina Kirchner estaba aterrorizado por su propia audacia. No formaba parte de ninguna conspiración antikirchnerista. Caminaba solo, en la noche, y parecía tener miedo. La idea de una conspiración, la alocada hipótesis de que había periodistas argentinos sugiriendo preguntas a los estudiantes proviene del desconocimiento del ámbito en que la Presidenta hizo su intervención.
Cristina Kirchner fue aplaudida, pero también fue silbada por una parte del auditorio. Creo que habría podido decir lo mismo que dijo y no la hubieran silbado. Pero no supo moderar su estilo. La condescendencia, el sarcasmo, el falso acercamiento y el trato paternalista no caen bien en la cultura ceremonial universitaria norteamericana.

Nadie gana nada mostrando superioridad ante un interlocutor que está evidentemente en una situación desigual. Los murmullos subieron de tono cuando la Presidenta le dijo a un nervioso estudiante venezolano: "Te vi leer la pregunta, seguramente no tenés memoria de lo que querés decir". No se bardea así a un estudiante en ninguna parte, pero acá la frase de la presidenta argentina suena con una prepotencia y una superioridad insólitas. Los argentinos estamos más preparados a esas humillaciones. Y, por eso, la Presidenta, ya enojada, perdió noción del lugar que estaba ocupando.
Cristina Kirchner tenía muchas armas para ganar a su auditorio, que, en mi opinión, estaba enteramente dispuesto a escucharla. Su posición contra los monopolios comunicacionales sintoniza perfectamente en un país donde los diarios no pueden ser dueños de radios o emisoras de televisión.

La explicación que dio fue clarísima. Y, sin embargo, la desperdició, precisamente porque no percibió que allí estaba la fuerza de su argumento y no en la abstrusa disquisición sobre los plazos de la ley de medios o la acusación de espionaje a periodistas. Estas cosas les suceden a los que no están habituados a escuchar.

Que haya dejado pasar ese momento que estaba a su favor indica, una vez más por si era necesario, que la Presidenta sólo se siente a gusto en situaciones donde nada pueda salirse de control. Las preguntas de los estudiantes la alteraron. No entendió lo que estaba sucediendo. Por eso se equivocó. En Harvard, la Presidenta dijo que hablaba con millones de argentinos: las inauguraciones, los actos, las teleconferencias y las cadenas nacionales son su idea del diálogo. Ningún presidente puede hablar con millones de compatriotas. Pero podría hablar un poco más con aquellos sindicalistas a los que les hizo la cruz, con los dirigentes de la oposición, con los representantes de organizaciones que tienen reclamos incumplidos. Podría hablar de inflación o del dólar, para que el tema no le parezca una salida de tono cuando alguien la interroga en una universidad extranjera.

Está tan poco entrenada para hablar con quienes difieren que se propasó con un puñado de estudiantes de Harvard, a quienes les recordó, con una ironía barata y ambigua, que las preguntas no eran dignas de esa universidad, sino de La Matanza. Intriga saber lo que la Presidenta piensa, entonces, de la Universidad de La Matanza y si allí respondería a las preguntas que gambeteó en Harvard.

Beatriz Sarlo, La Nación

martes, 18 de septiembre de 2012

Todavía no lo pueden creen

Seguramente todavía están discutiendo entre ellos porque no lo pueden creer: fue una movilización masiva  a nivel nacional, pese a que lo quieren restringir a la ciudad de Buenos Aires.

Estoy convencido que fue un shock muy grande. Un golpe a la mandíbula del ego de la presidente y sus seguidores más estrechos. Una patada al modelo. Una plantada de bandera a la patota oficial y a la amenaza de tenerle miedo.

La descalificación del gobierno y sus voceros a la gente que participó y a la propia movilización, demuestra claramente que sintieron el impacto. No se lo esperaban y mucho menos, de aquellos que nunca protestan. Familias enteras, sin micros, sin choripanes, sin aprietes, sin punteros, sin banderas políticas ni sociales, dijeron ¡basta!

Las frases fueron de antología: "Una movilización de la izquierda junta la misma cantidad de gente";
"Los opositores deberían armar un partido y ganar las elecciones"; "Les preocupa más lo que sucede en Miami que acá"; “Si uno miraba TN parecía que estaba la Plaza (de Mayo) llena, aunque ni siquiera pisaban el pasto para no mancharse”;  “Fueron todos bien vestidos, eran de clase media alta”; “Fue absolutamente funcional a las corporaciones; "Me dan asco los que marcharon"

Como se refirió Van del Kooy "Son sin dudas críticas burdas y reduccionistas pero altamente efectistas, que remiten a un odio de clases que evidencia una gran paradoja a considerar: aquellos que cuestionan a las clases medias que se manifestaron disfrutan del confort económico propio de las clases altas gracias a su acomodo en el poder político.

Lo que subyace a este tipo de cuestionamientos clasistas es claro: sólo a determinados sectores sociales les sería legítimo manifestarse. Ese es el fundamento escondido. Nada más contrario a los valores que debería resguardar una verdadera democracia.

Los concurrentes a la marcha del 13 de septiembre no eran pobres, es cierto; eran en su mayoría gente proveniente de la clase media que sostiene, con su sudor y su trabajo, todo el descomunal peso del sistema asistencialista confeccionado por quienes se dan el lujo de desmerecerla."


Y agrega "Si algo dejó en claro la manifestación del 13 de septiembre, es que la Argentina está socialmente dividida y que las grietas se seguirán abriendo gradualmente. El periodista ultrakirchnerista Eduardo Aliverti lo sostuvo con claridad: “Quiero tener con quienes fueron al cacerolazo una profunda división. Quiero a esa gente cada vez más lejos”.

 Otro aspecto que logró esta movilización, fue dejar bien claro que medios están bajo la órbita del gobierno y la mala estategia del oficialismo en su tratamiento. Pablo Sirvén en La Nación lo describe muy bien: "La negación es un cuadro típico del diván psicoanalítico. Cuando nos acorrala un problema delicado, la tentación de desconocerlo es un fallido mecanismo de autopreservación que sólo posterga lo que, de todos modos, en un momento deberemos afrontar. 

Algo de eso hubo, tanto en el Gobierno, como en su caja preferida de resonancia, los medios oficialistas. Tendieron a ningunear, quitarle importancia o se mofaron de las protestas que tuvieron lugar en la noche del jueves último, tanto en distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires, con centro en Plaza de Mayo, como en varios lugares del interior del país.

Comparando con la anterior ofensiva callejera anti-K -durante el conflicto con el campo, en 2008, cuyos efectos el oficialismo pagó en las urnas al año siguiente-, esta vez la cobertura televisiva fue mucho más restringida porque los nuevos medios K, y los cooptados por el Gobierno, le restaron trascendencia o prefirieron mirar para otro lado. La ocasión sirvió para demostrar que ésa es la verdadera y última intención del Gobierno: no se trata de conseguir que haya una mayor y real diversidad de medios frente a los tradicionales, sino que los nuevos respondan por acción u omisión a la Casa Rosada, mientras el movimiento de pinzas se cierra sobre los que tienen audiencias y lectorías genuinas. Paradójicamente lo único que lograron es regalarle una mayor audiencia "concentrada" a TN y El Trece (ambos medios del Grupo Clarín), que consiguieron así un rating inusitado, en tanto las señales oficialistas se hundían en soledad."

Ni hablar lo que publicaron los medios escritos al día siguiente.

Quedaron groggys y todavía no reaccionan. Y, de la misma manera que "Maravilla" Martinez en su último round, están tirando golpes de puño a diestra y siniestra, esperando que pasen los segundos.

La gran diferencia, es que nuestro boxeador se alzó con la corona mundial. Mientras que, nuestra reina, todavía le quedan muchos rounds para pelear.




miércoles, 12 de septiembre de 2012

El Día del Terrorista en el país de los Derechos Humanos


Por Agustín Laje

Como una manera de examinar la realidad y extraer de ella conclusiones válidas, Aristóteles enunció una serie de reglas lógicas entre las que se encontraba la “ley de no contradicción”, que afirma que una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo contexto.

Va de suyo, empero, que al ser humano le es cotidiana la contradicción. De no ser así, la misma noción de lógica no tendría sentido, pues todo sería indefectiblemente lógico. No obstante ello, también es cierto que no todas las contradicciones son igualmente graves. Algunas son inocentes y otras deliberadas; algunas son inofensivas y otras peligrosas… y hace algunos días hemos conocido una que es insultante.

En efecto, el pasado viernes 7 de septiembre se celebró el llamado “Día del Montonero”, al cumplirse 42 años de la muerte de los jefes terroristas Fernando Abal Medina y Gustavo Ramus que, en 1970, cayeron en un tiroteo con la policía en William Morris, partido de Hurlingham.

La espeluznante conmemoración fue organizada por grupos ultrakirchnersitas como Kolina (de Alicia Kirchner), el Movimiento Evita, Negros de Mierda, y Tupac Amaru, entre otros. Entre los concurrentes, como no podía ser de otra manera, se divisaron entusiastas militantes de La Cámpora, organización que pretende erigirse en la continuidad ideológica de la facinerosa banda homenajeada.

Dado que la llamada política de “memoria, verdad y justicia” impulsada por el kirchnerismo se ha caracterizado por reconstruir (o mejor dicho, destruir) la trágica historia de los `70 bajo la más absoluta parcialidad, vale la pena responder, lo más resumidamente posible, al interrogante siguiente: ¿Quiénes fueron y qué hicieron los Montoneros?

Montoneros nace públicamente como organización armada en 1970 con el secuestro y asesinato de Pedro Eugenio Aramburu. Casi inmediatamente se ganaron, a raíz de este hecho, la confianza del peronismo y del propio Perón, que desde su exilio alentaba el accionar de esta banda con el objeto de desgastar la “Revolución Argentina” que lo mantenía proscripto.

Si bien los Montoneros en sus tres primeros años de vida dijeron adscribir al peronismo, la verdad era un poco más compleja. Años antes del inaugural asesinato de Aramburu, la mayoría de los perpetradores del hecho de marras (Arrostito, Abal Medina, Ramus, Maza y Capuano Martínez) ya habían pasado por Cuba para ponerse bajo el paraguas del marxismo-leninismo, como lo afirmarán en La Biblia en 1973. Ya habían pasado por La Tricontinental y la OLAS, conocidas reuniones convocadas por el castrismo para delinear la estrategia revolucionaria regional.

Todo esto se vio con mayor claridad al retornar la democracia al país y levantarse la proscripción al peronismo. En efecto, en estas nuevas circunstancias, los Montoneros continuaban poniendo de manifiesto que se encontraban en guerra, aunque ahora contra gobiernos constitucionales y peronistas: “Nuestra estrategia sigue siendo la guerra integral” (Revista Militancia, 1973). Mario Firmenich lo dijo con claridad meridiana en septiembre de 1973 cuando, ante la pregunta de un periodista de si Montoneros abandonaría la lucha armada, respondió: “De ninguna manera. El poder político brota de la boca del fusil”.

El desarrollo de esta “guerra integral” incluía una variedad innumerable de acciones terroristas de toda naturaleza: tiroteos tanto con víctimas discriminadas como indiscriminadas en la vía pública (como el asesinato de Rucci en 1973); ataques frontales contra guarniciones militares (como el intento de copamiento del Regimiento de Infantería de Monte en Formosa en 1975); colocación de bombas en edificios públicos (como la que voló la Superintendencia en 1978); colocación de bombas bajo aeropuertos (como la que explotó bajo la pista de aterrizaje del aeropuerto tucumano en 1975); uso de coches-bomba (como el que acabó con la vida de 11 personas en 1976 en Rosario); atentados bajo el agua con buzos tácticos (como la voladura del yate en el que viajaba Alberto Villar en 1974); atentados con bazookas (como las RPG-7 utilizadas en 1978 contra la Casa Rosada); secuestros de empresarios nacionales (como el del Ingeniero Mascardi en 1974) y extranjeros (como el del Ejecutivo del frigorífico SWIFT A.Valochia también en 1974); ocupaciones de aeropuertos (como el de Formosa en 1975); tomas de ciudades enteras (como La Calera en 1970), entre otras muchas formas de terrorismo preferentemente urbano.

Bajo las balas y bombas montoneras murieron cientos de personas de todas las edades, profesiones y clases sociales. Fueron asesinados ancianos como Marga­rita Oba­rrio de Vila (82 años), y jóvenes como Paula Lambruschini (15 años), ambos víctimas de una bomba que voló un edificio porteño en agosto de 1978. Fueron asesinados humildes soldados como los conscriptos que defendieron el cuartel de Formosa en 1975, y políticos que eran considerados enemigos, como el radical Arturo Mor Roig en 1974. Fueron asesinados sindicalistas como José Ignacio Rucci en 1973, y empresarios como José María Paz en 1974.

La regla del terrorismo es, como se desprende de lo analizado, clara y precisa: sistematizar y generalizar la muerte en todos los sectores y niveles sociales, pues es la forma más efectiva de infundir y diseminar el terror. Lograr que toda la gente, por igual, sin distinciones de ningún tipo, tenga la sensación de que su vida está en constante peligro es la meta por excelencia del terrorista. Montoneros tenía esto bien en claro; lo aprendieron tanto en los cursos recibidos en Cuba, como en sus manuales para la “guerra revolucionaria” (“el terrorismo es un arma a la que jamás el guerrillero debe renunciar” enseñaba el manual de Carlos Maringhella), como en la experiencia que recibieron de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) que los entrenó en 1977 en El Líbano y Beirut.

El pasado 7 de septiembre el kirchnerismo convocó a homenajear a la organización terrorista que estamos analizando. Consideran que su accionar es digno de reconocimiento. No debiera sorprendernos: es parte del “relato” transformar a los terroristas en “jóvenes idealistas”, borrando de la memoria a sus cientos de víctimas. O, si se quiere, haciéndolas desaparecer de la historia.

Así es como en la Argentina de los supuestos “Derechos Humanos” (tal la bandera monopolizada por el kichnerismo) con júbilo se festeja el Día del Montonero; es decir, el Día del Terrorista.

Algo no cierra. Una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo. O somos el país de los derechos humanos como insiste el gobierno de Cristina Kirchner, o somos el país que venera terroristas que violaron derechos humanos sistemáticamente.

El evento organizado por el kirchnerismo en William Morris el pasado 7 de septiembre responde con claridad esta disyuntiva.

martes, 11 de septiembre de 2012

Día del Maestro

Un humilde homenaje del Escriba a todos los maestros (que no hacen política y tienen la verdadera vocación de enseñar, a pesar de todas las dificultades)

viernes, 7 de septiembre de 2012

Confirmado, está chapita...

"Sólo hay que tenerle temor a Dios, y a mí, en todo caso, también un poquito."
Presidente Cristina Kirchner


Acabo de leer este párrafo y la verdad, además de la sorpresa inicial, me confirmó que esta mujer está mal, muy mal de la cabeza. El problema es, que es la cabeza política de este país, la responsable del cuidado de millones de argentinos, que dependen de su poco  o mucho grado de locura.

Por lo que vi en el video, cuando mencionó esto, la claque aplaudió a rabiar. Como dijo anoche Nelson Castro "¿aplauden y se rien porque le tienen miedo?"

Y todavía nos faltan tres años más...

jueves, 6 de septiembre de 2012

Las fallas que presenta el plan del oficialismo

Jueces y funcionarios comienzan a señalar que la ley que habilita a votar a los jóvenes de 16 años crea muchos problemas e incongruencias.

Los senadores oficialistas que impulsan la iniciativa, cuando encaran el debate público, los silencian, pero las incongruencias de la posible reforma con el resto del sistema se acumulan y parecen desnudar la pretensión de aprovechar electoralmente a esa fuerza adolescente sino, también, cierto grado de improvisación.

  • Para votar a los 16 años, en realidad, hay que votar, con anterioridad, a los 15. La ley 26.571 estableció que, en forma previa a toda elección general, deben celebrarse las internas abiertas, en la que votan todas las personas que cumplan años el día de esa elección general (artículo 23).
Es decir, un adolescente que cumpla sus 16 años en octubre de 2013 podría participar de las internas a comienzos del año próximo, con 15 años. ¿No es inmaduro, todavía, cuando en el mejor de los casos está en tercer año del secundario?

  • Si bien los jóvenes podrían votar a los 16, si quieren ser elegidos concejales municipales o afiliarse a un partido, deberán esperar a los 18 años. Esta es la edad en la cual, según la ley argentina, se adquiere la ciudadanía y, en consecuencia, se pasa a ser titular de derechos políticos votar, ser elegido, afiliarse a un partido. Los legisladores que alegan la necesidad de aumentar la participación no evaluaron esa consecuencia en apariencia nada progresista.

  • Hay otro problema parecido, pero no idéntico. El adolescente podrá votar a los 16; pero sólo podrá conseguir la licencia de conducir -con permiso de los padres- a los 17 y sólo puede casarse o celebrar un alquiler u otros contratos a los 18.

  • El senador kirchnerista Aníbal Fernandez, autor del proyecto oficial, y también el juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni, argumentan que si un joven puede ser imputado de un delito a los 16, tiene que poder votar a esa misma edad. Pero sólo es un argumento aparente. La ley penal argentina permite que un adolescente de 16 sea juzgado, pero no puede ser condenado a prisión de mayores -sino a un régimen correccional- ni a prisión perpetua, como lo estableció el sistema intera-mericano de derechos humanos.
Explican jueces y penalistas que la ley presume que ese joven, por su inmadurez, no es igual a uno de 18. Y si lo fuera, por el contrario, ¿se animarían los jueces penales mas progresistas a condenar a perpetua a esos niños?
Comprender la diferencia entre el bien y el mal es bastante más sencillo que entender los matices de la política y de los políticos.

  • La Constitución establece que el voto es obligatorio. Reconocerle carácter optativo a un grupo de a 1,4 millón de jóvenes violaría esa cláusula y, además, conviviría con la de mayores de 18 a 70, obligados a votar, y con otro millón que superó esa edad y no tiene obligación. Carne fácil para la campaña.
Adrián Ventura
La Nación

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Votar a los 16

Está claro que el gobierno está en sintonía con los problemas de la gente, porque es evidente que a todos nos preocupa de sobremanera que los chicos de 16 años puedan votar. No existe ningún otro problema más urgente que el Congreso deba tratar. ¿O me equivoco?

Ahora, en serio.

Creo sinceramente que un chico normal de 16 años no está capacitado para votar. Como tampoco lo está para manejar y tomar muchas decisiones que no solo pueden afectarlos directamente, sino generar graves problemas a terceros. Ni hablar de la delincuencia.

Como Ud. es un excelente observador, habrá visto que utilicé la palabra "normal" para no decir "promedio". Por supuesto que habrá excepciones, pero son los menos.

Un chico de 16 años, está en pleno cambio de ser un niño a un joven/adulto. Esta etapa (la famosa edad del pavo) está signada por cambios físicos y mentales, en donde el niño comienza a romper lentamente su dependencia y empieza a conocer el mundo que lo rodea. Es también una edad en donde puede ser influenciado muy fácilmente y rápidamente.


Pero, supongamos que esté equivocado y que un chico de 16 años tiene la suficiente autonomía para votar. Entonces, adoptemos el mismo criterio para los delitos/penas, por ejemplo y bajemos la edad de ininputabilidad. Seguramente no va a ser así. La hipocrecía y el doble discurso de siempre.

Está claro que el objetivo del gobierno es tratar de captar la mayor cantidad de gente posible para que lo vote. Necesitan ganar para poder tener mayoría en las cámaras y poder cambiar la Constitución para permitir una re re re re elección. Si no fuera así, entonces que acepten la propuesta de pasar todo para las elecciones del 2015. La respuesta es más que evidente.

El otro aspecto preocupante, es el tema de los extranjeros residentes. Tenemos un grave problema que son los DNI truchos y la facilidad de entrega. Hay muchas denuncias al respecto y nadie hace nada, quizá porque al Ministerio del Interior le interesa que sea así.

Como la Ley se va a aprobar, porque los K son mayoría en el Congreso y la oposición está dividida, (¡cuándo no!) tendremos a más de dos millones de adolescentes con un arma virtual en la mano, que afectará el futuro de todos.

Como siempre digo, no se queje, Ud. la votó.


martes, 4 de septiembre de 2012

Falleció un hacedor de milagros

Este fin de semana volví a ver en TV "Milagros inesperados", una película muy larga con muchos actores importantes, entre los cuales está Tom Hanks.

La historia gira alrededor del pabellón de los condenados a muerte, la milla verde (The green mile) que da origen a su título en inglés y la historia de un preso que tienen un poder sobrenatural de curar y revivir.

El que hace de este personaje es Machael Clarke Duncan. Un fornido y corpulento hombre negro, que ya lo vimos en otras películas. Esta actuación le mereció una nominación al Oscar al mejor actor secundario y si mal no recuerdo, ganó algún premio como el Globo de Oro.

Acabo de leer que Duncan falleció por un infarto y que ya había tenido otros. Estaba internado.

Lo que es el destino, falleció a los 54 jóvenes años, y su mejor interpretación fue ser un preso que transmitía amor, curaba personas en estado terminal y castigaba a los malos. Quizá, como en la película, no quiso seguir viviendo al ver toda la bajeza humana que lo rodeaba.

Descansa en paz

No es una joda para Tinelli

Por lo que puedo leer en los matutinos de hoy, nuestra Reina de Tolosa, señaló anoche -ante la representación de empresarios e industriales de nuestro país- que "La restricciones a las importaciones son un mito urbano. Es absurdo pensar que este gobierno pone restricciones a la importación de medicamentos básicos" y que "el tipo de cambio no está retrasado, pero si la matriz productiva depende de las importaciones, un aumento del dólar va en sentido contrario a la reconversión industrial". 

Si no fuera nuestra Presidente y estas frases las hubiera dicho un comediante, estaríamos todos de pie aplaudiendo, mientras nuestras lágrimas de risa caerían junto con las carcajadas. Pero no, ¡es para llorar de tristeza!

Fíjese que cuando habla de restricciones a las importaciones, menciona los medicamentos y ninguna otra cosa. Cuando la realidad indica que el problema de la falta de insumos es muy grave y que paralizó muchas industrias pequeñas que a su vez, estancó las economías regionales.

Lo del dólar, es otro disparate mayúsculo. Si fuera así ¿porqué restringieron la compra de dólares? Ya no somos competitivos porque justamente el dólar está retrasado mientras que los costos internos siguen subiendo. Esto es una realidad, no una sensación.

Me asusta ver que la persona que tiene en sus manos dirigir un país, no vea la realidad y siga viviendo en Kirchnelandia donde la gente vive segura, no hay inflación, sobra el trabajo, la salud es excelente, donde somos la envidia de los europeos y japoneses en materia de transporte ferroviario, los empresarios hacen cola para invertir, los jubilados viajan al exterior todos los meses porque no saben que hacer con el dinero que les sobra...en fin...es lo que la gente votó.

Por favor, Ud. que la votó: piense el año que viene y no le de un cheque en blanco para que modifiquen la Constitución y se eternice en el trono. Los argentinos nos merecemos otra alternativa y opción. 10 años de kirchnerismo es más que suficiente para demostrarnos que no se solucionaron los problemas de fondo y que no les interesa la gente. Excepto para votar por ellos.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Cadena Nacional

Es el pensamiento de todos los que conozco y de una inmensa mayoría del país