sábado, 30 de abril de 2011

1° de mayo de 1974


El Día del Trabajador, cuando Perón expulsó a los jóvenes idealistas -léase Montoneros- de la Plaza de Mayo peronista. ¿Dónde estaban los K?

viernes, 29 de abril de 2011

miércoles, 27 de abril de 2011

A Feinmann no le gusta la bandera argentina


Recuerdo que siendo muy pequeño y apenas comenzaba a leer, en mi casa había una enciclopedia que, entre otras cosas, tenía un mapa de nuestra Argentina con los nombres de las provincias. Una de ellas, figuraba como Eva Perón (La Pampa actual) Recuerdo también, haberle preguntado a mi madre porque esa provincia tenía el nombre de una persona (claro que en ese entonces no tenía idea de quién era Eva y menos Juan Domingo).

Otras épocas.

Esta anécdota vino a mi memoria cuando leí este artículo del inefable José Pablo Feinmann, el intelectual K y uno de los que tienen peso (supuestamente) dentro del gobierno en materia filosófica, en el Boletín Oficial del kirchenirsmo: Página 12.

Ud. puede afirmar que soy masoquista o al menos, de esa tendencia. También se me puede acusar de querer suicidarme intelectualmente, claro que, si es un poco piadoso me dirá que no pierda el tiempo en leer estas cosas. Tal vez tengan razón. Pero en mi caso, conocer a mis adversarios, es importante, aunque ello acelere el crecimiento de mi úlcera, porque es una manera de poder entender alguna línea de pensamiento y saber hacia adonde quieren llegar. Feinmann es un buen ejemplo.

Más allá que quiera cambiar nuestra bandera porque no le gusta, tal vez como hicieron los Montoneros y el ERP, por citar dos grupos terroristas que hicieron desastres defendiendo "su" bandera y no la de todos los argentinos, me resulta tragicómico -más cómico que trágico- el hilo y desarrollo del artículo que justifica llegar a su conclusión final.

Por supuesto que viniendo de la progresía vernácula, se cuida mucho de no mencionar aquellos hechos históricos que nos hicieron grandes y de los muchos héroes que murieron defendiendo la celeste y blando de Belgrano. En definitiva, una bandera, si queremos describirla más crudamente, es un pedazo de tela. Lo importante, creo, es lo que simboliza y representa.

¿Eso es lo que queremos para nuestro futuro? ¿El pañuelo de las Madres en nuestra banera?

Creo que el arco político opositor, debiera publicitar a Feinmann y este trabajo. Y si fueran inteligentes, enviarle una esquela agradeciendo su contribución a la causa.

Tal vez, esté equivocado, pero ¿cuánto faltará para ponerle el nombre de Nestor Kirchner a la provincia de Santa Cruz?

lunes, 25 de abril de 2011

El estéreo número cinco


Le robaron el estéreo a mi hijo (con mi auto). Es la quinta vez que me quitan un equipo de estas características en diferentes autos y lugares.

Por supuesto que el seguro no cubre este tipo de robo, excepto la rotura del vidrio.

Fui a mi compañía de seguro, me dieron la dirección del lugar para reponer dicho vidrio y consulté si tenían equipos CD/radio para reponer. La respuesta fue que había dos tipos: el original y el robado. El primero lo entrega únicamente la fábrica, en mi caso, Volkswagen. El segundo, "un amigo" lo puede acercar. Precio $700 con seis meses de garantía, "aunque en la calle Libertad seguramente lo consigue más barato"

Decidido a no entrar en el mercado negro y responsable de los robos. Volví a mi casa a llamar a la empresa para que me dieran datos. Probé primero con el teléfono del taller oficial en donde hacía los services. Luego de esperar 10 minutos que alguien atendiera la transferencia de la llamada, corté.

Busqué en Internet algún teléfono oficial de la empresa, en este cado Guido Guidi, para ver si obtenía una mejor atención. Un número de atención al cliente me sirvió para obtener otro, donde supuestamente encontraría mi respuesta. Luego de esperar varias llamadas, surgió el tono del fax.

No me iban a ganar, probé con otro número del primer taller. Aquí si, tuve una respuesta inmediata cuyo diálogo fue más o menos así:
-"Por favor llame al número XXX y pida por repuestos..."
-"Discúlpeme, pero en ese número me atiende un fax, ¿no tiene otro?"
- "No, es el de Casa Central..."
- "Bueno, estoy tratando de comprar el estéreo original, pero me obligan ir al mercado negro. Gracias"

Decidí entrar a la página de Volkswagen Argentina para ver si podía encontrar una solución. Nada. Aparentemente no está previsto que alguien busque un número telefónico.

Finalmente y antes de darme por vencido, intenté con ese número que tenía el fax y, Dios, conociendo mi buena intención hizo el milagro que del otro lado atendiera una persona. El diálogo fue el siguiente:
- "Hola, me robaron el estéreo y quisiera reponerlo con el original. ¿Cuánto cuesta y donde puedo comprarlo?" (le expliqué modelo, año y característica del vehículo)
- "Ese modelo que se controla desde el volante tiene un valor de $1.800 pero hace más de tres meses que no recibo y no tengo en stock"
- "¿Me está diciendo que si quiero uno, debo ir al mercado negro?"
- "Lamentablemente es así ¿cuánto le están pidiendo, $ 500?"
- "$ 700 con seis meses de garantía"
- "Es lo que vale"
- "Entonces no puedo comprar el original porque no hay. ¿No es una forma de fomentar los robos? ¿Por qué no le bajan el precio? Porque con esa diferencia de valores es totalmente razonable y lógico que exista un mercado negro. Y si además se sabe que no hay, peor"
- "Tiene razón. Es así. Lamentablemente tenemos las manos atadas"
- "Bueno, caballero, le agradezco su sinceridad, tendré que hacer lo que no quiero. Muchas gracias"

Sólo habría que determinar si la falta de stock se debe a nuestro benemérito Subsecretario del Comercio "Lassie" Moreno o de algún otro misterio de nuestra Dimensión Desconocida Argentina.

Hace unos meses escribí un post "El modelo K y el robo de cubiertas" que está un poco relacionado con lo que acabo de relatar.

Me pregunto si profundizar el modelo, implicará también continuar cerrando las importaciones en otros rubros de manera tal que tendremos que seguir reciclando objetos robados sin que a nadie se le mueva un pelo.

Este artículo publicado en La Nación hace unos días, en mi caso, está más vigente que nunca.

miércoles, 20 de abril de 2011

Reconocimiento a un grande

Osvaldo Miranda
03/11/1915 - 20/04/2011

martes, 19 de abril de 2011

¿Quo vadis, Universidad?


Artículo de Pilar Rahola que vale la pena leer y conservar

¿Qué le ocurre a nuestras Universidades? ¿Aún son el templo de la inteligencia, o se han convertido en un conspicuo reducto de la imbecilidad ilustrada? Y perdonen el supuesto oxímoron de estos dos substantivos, pero sabemos desde que el mundo es mundo que tener un título universitario y haber leído cuatro libros, no significa tener una cabeza bien amueblada. Muy al contrario, la historia está llena de grandes letrados que han construido edificios intelectuales que se caían con el movimiento de un simple naipe.

Este no es un artículo de historia, pero si hacemos un breve repaso de algunos grandes nombres, cuya categoría intelectual no les impidió tener una baja categoría ideológica (e incluso moral), la lista da miedo. Premios Nobel que han defendido a brutales dictadores de izquierdas, líderes de opinión que hace dos días daban la mano a Gadaffi, líderes sociales que se paseaban por Irán como si fuera el paraíso de la libertad, y por el camino de la confusión de conceptos, intelectuales, periodistas, escritores, políticos y el tutti quantti de la izquierda más ruidosa aplaudiendo las locuras de Chávez. Muchos de ellos, gentes de universidad, cuyas lecturas no han sido aprovechadas para la claridad del pensamiento.

¿Qué le ocurre a la izquierda? Y, por ende, ¿qué le ocurre a esa izquierda enquistada en los púlpitos universitarios, convertida en gurú de ideas caducas, cuyo romanticismo revolucionario es tan kitsch como irresponsable?

Profesores, catedráticos, líderes estudiantiles contaminan cerebros juveniles ávidos de ideas románticas. Por supuesto que la Universidad debe ser el territorio natural del pensamiento crítico. Y por supuesto que debe caminar vis a vis con las ideas de progreso. Pero no hablo de pensamiento crítico, ni de progreso. Muy al contrario, hablo de lobos dogmáticos que venden ideas reaccionarias, disfrazados de corderos progresistas. Hablo del pensamiento inverso, de la izquierda lunática, de esa izquierda que algún día tendrá que dar explicaciones a la historia por haber traicionado los valores de la libertad.

El artículo parte, por supuesto, del último ejemplo de esta inversión de valores: el premio que la Universidad de la Plata ha otorgado recientemente a Hugo Chávez. Según el veredicto, premian a Chávez por su defensa a favor de la libertad de expresión, y ante la noticia, una no sabe si se trata de una broma al estilo de las que gastaba Orson Welles con la invasión de los marcianos, si se tomaron unas copas y el veredicto fue al final de la fiesta o si les gusta tomar el pelo al personal porque se aburren en las aulas. ¡Premio libertad de expresión a este autarca que ha cerrado medios de comunicación, persigue a disidentes, a opositores y a periodistas, que ha pervertido las reglas de juego democráticas y que aspira a ser el pequeño Napoleón de

Latinoamérica! ¿Cómo se puede traicionar tan alegremente la definición básica de la palabra "libertad"?

Se puede, y ahí está la Universidad de la Plata para demostrarlo. Sugiero, para continuar la broma, que el año próximo le den el mismo premio a Mahmoud Ahmadinejad. Es un buen amigo de Chávez.

La cuestión, sin embargo, deja de ser una broma cuando la alucinante anécdota de este premio se convierte en la categoría de una forma de hacer y pensar que, en nombre de las libertades, el progresismo y la revolución, esconde un gran edificio de pensamiento totalitario. Seamos claros. La extrema izquierda es a la libertad lo mismo que la extrema derecha: su enemigo. Y la diferencia entre militar en un grupo de skin heads con el cerebro lleno de vacuidad intolerante, y hacerlo en un grupo de extrema izquierda lleno de dogmas de fe que justifican atrocidades, abusos y dictaduras, es la misma diferencia que hay entre una manzana y una poma, que en mi lengua, el catalán, significa una manzana: es decir, ninguna.

Quizás hay que empezar a hablar claro. Ni todos los que hablan de libertad, aman la libertad, ni todos los que se erigen en líderes sociales presentan valores éticos, ni todos los políticos que aseguran defender al pueblo, son de fiar.

A diferencia de la derecha, que es estigmatizada cuando pisa los territorios perversos del extremismo y se convierte en un monstruo, la izquierda goza de mucha más impunidad y atraviesa y pisotea esa delicada frontera de valores sin que nadie la envíe al infierno. Aún hoy los grandes dictadores de izquierdas son venerados en los pósters de nuestros jóvenes gracias al buen hacer de los caducos revolucionarios de antaño. Cuyas barbaridades, por cierto, sembraron de cadáveres las tierras del mundo. ¿O solo mataron los Pinochet y los Videla? ¿O no mataron los Castro y los Stalin? ¿O eran héroes los tipos que tomaban una pistola, se paseaban por una calle de Buenos Aires y disparaban al primer pobre policía que encontraban, quizás un joven emigrante de tierras pobres, con un sueldo de nada y un miedo de todo, y lo mataban en nombre de su causa impuesta a fuego?

Perdonen la insolencia pero entre un dictador y un terrorista no encuentro otra diferencia que la que propia de las dos caras de la moneda. Eso lo aprendimos hace tiempo en España, con ETA. Pero decirlo en Argentina es extraño, porque ustedes aún no han hecho los deberes con la memoria trágica del terrorismo. Solo lloran a un lado de las víctimas. Las otras, desgraciadamente, son ninguneadas, despreciadas y olvidadas. Como si aquellos que tomaron pistolas, mataron personas y querían imponer una dictadura comunista, fueran libertadores. Como si las víctimas fueran culpables de su asesinato. ¡¡Qué inversión de valores, asesinar impunemente en nombre de la libertad de los pueblos!

De eso hablamos, de eso, de una civilización basada en la Carta de Derechos Humanos y que si ha sido violentada y pisoteada en nombre del fascismo, tambien lo ha sido en nombre de la izquierda reaccionaria. De ahí que el premio de la Universidad de la Plata sea más trágico que cómico. Y no porque no provoque una hilaridad cósmica, sino porque es la punta del iceberg del pensamiento inverso. Ese que dice defender el progreso, y avala a los peores reaccionarios de izquierdas. Ese que dice defender la opinión libre, y premia a los que imponen dogmas, consignas y pensamiento único. Ese que dice amar la libertad, y la traiciona con diurnidad y alevosía. ¿Quo vadis, Universidad? Hacia dónde va no lo sé, pero desde luego a menudo no circula ni por los caminos del compromiso moral, ni por los senderos de la inteligencia.

Pilar Rahola, la autora recibió el premio Derechos Humanos, 2011 de UN Watch

domingo, 17 de abril de 2011

Mal estamos, mal vamos: mal terminamos?


He estado con mucho trabajo y viajando demasiado. En otro momento estaría muy contento porque me hubiera rendido desde el punto de vista económico. Hoy, sin embargo, debo decir que el costo-beneficio ya no tiene el rendimiento de otrora. Claro que el INDEK quiere hacernos creer que este es el País de las Maravillas, que en lugar de estar Alicia, la tenemos a Cris.

El costo de vivir en este país sigue subiendo, sobre todo en el aspecto salud: mi corazón soporta cada vez menos estos vaivenes que nacen desde la Casa Rosada.

Lamentablemente seguimos en el tobogán, en donde la República es guiada al abismo. Estamos más cerca de la Venezuela del payaso bolivariano, que de los paises que realmente buscan un futuro para las generaciones futuras. No recuerdo quién fue que dijo que "un estadista es aquél que piensa en las generaciones futuras y no en las elecciones futuras" Lamentablemente, creo que Frondizi fue nuestro último estadista adelantado a su tiempo. Digo esto aunque yo no había nacido.

Este grupete que hoy maneja nuestro país, se asemeja más a un grupo de jóvenes del secundario dirigiendo una estudiantina. La única diferencia es que tienen más de 50 años y piensan más con el culo lleno de ideología que huele a naftalina.

Solo espero que en las próximas elecciones, estemos a la altura de los acontecimientos. Claro está, que la oposición hace todo el esfuerzo para que no tengamos opciones.