Después de un maravilloso día de playa, con 34°C, todos apiñados en los 10 metros finales en donde la playa se une con el mar, tenemos un domingo tranquilo. Nublado, agradable temperatura y todos dispuestos a descansar de la paliza que el dios Febo nos dió ayer.
Solo espero que el regreso sea tranquilo, aunque ya me estoy preparando mentalmente para el ingreso a Buenos Aires.
Aprevacharemos las últimas horas en esta tranquila ciudad.
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