sábado, 20 de marzo de 2010

Derechos Humanos: un verdadero negocio


Quizá peque por reiterativo y tal vez por "pesado", pero el culpable es este gobierno. Me refiero a la política de Derechos Humanos que viene llevando a cabo desde que asumió Nestor "El Grande".

Siempre afirmé que esta política -nunca hizo nada durante sus varios años de gobernador en Santa Cruz- era una cuestión netamente comercial. Dinero solamente. Recuerde que comenzó pagando 250 mil dólares -de nuestras reservas- a todos aquellos que tuvieron familiares desaparecidos; se fueron del país; estuvieron en prisión o sufrieron heridas durante el Proceso, motivadas por las acciones de ese gobierno militar. Todos aquellos que pasaron por lo mismo, como consecuencia de los atentados de la guerrilla, nada. Y así podemos seguir enumerando la diferencia entre lo que pasaron unos y otros. Los propios juicios es un claro ejemplo de ello.

El reciente y conocido hecho del padre de la jueza Sarmiento, es otra muestra del uso y manoseo de esta política, que solo sirve para revolver una herida dolorosa de nuestra historia que ya debería estar cerrada. Pero no. Nos empecinamos en seguir revolviendo la putrefacción con fines políticos solamente.

Miremos que dijo Mujica en Uruguay al respecto. El fue un combatiente Tupamaro que comprendió que lo mejor para su país, era bajar decibeles y mirar para adelante. El sabe perfectamente que la venganza y el resentimiento no son las armas adecuadas para el progreso de Uruguay.

¿Alguna vez, nosotros, lograremos entenderlo?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay una fábula que cuenta que el burro para intimidar a los otros animales, encontró el pellejo de un león y se lo calzó para aparentar algo que de ningún modo era. Con eso consiguió engatusar a algunos, pero, al poco rato, por debajo se los colgajos de cuero, se le comenzaron a ver las patas y el engaño se acabó, o sea que la artimaña ni es nueva ni dura mucho.
En este tiempo estamos presenciando como a dos "burros" (Castro y Kirchner) se les están saliendo las patas por debajo del pellejo con que se cubrieron para disimular. El burro nuestro, ha demostrado que utilizó y pretende seguir utilizando el doloroso tema de los desaparecidos, como una mina inagotable de recursos, tanto argumentales como financieros, cuando se ha repetido hasta el cansancio y es bien sabido, que en esa partitura no ejecutó ningún instrumento y más bien estuvo escondido entre bambalinas. No fue perseguido, no defendió a ningún perseguido, y si en algún momento tomó partido, lo hizo a favor de los perseguidores. Sin embargo, se cubrió con la piel de los Derechos Humanos y pudo engañar a algunos ingenuos que buscaban incansablemente que se los engañase. Confiemos que se haga realidad la frase de Lincoln acerca de que "se puede engañar a muchos durante poco tiempo, a algunos durante mucho tiempo,pero es imposible engañar a todos todo el tiempo".

Pablo dijo...

¿Me leés la mente?

Anónimo dijo...

Dicen que nunca segundas partes fueron buenas. Sin embargo me animo a entrar de nuevo porque sin darme cuenta dejé fuera del comentario un detalle más que importante: El lugar,la Biblioteca Nacional; la ocasión, algún discurso de los tantos que todos los días nos sacude la señora Presidente de la Nación. Desde la zona de invitados, algún hincha de fútbol le grita "¡Genia!" y a nuestra primera mandataria se le ocurre responder: "No soy genia. Si fuera genia habría hecho desaparecer a unos cuantos".
No sé si se habrá dado cuenta de lo que dijo, pero así fuese algo impensado, es revelador de un deseo no expresado. Hablar en nuestro país de hacer desaparecer gente, es como hablar de la soga en la casa del ahorcado. Demasiado sufrimiento encierra la idea como para usarla en tono de gracia. Salvo que uno esté del lado de los admiradores de quienes lo hacían y pretenda emularlos. Como sistema para descargar odios - y nuestra Presidente ha demostrado que lleva su buena carga sobre los hombros- puede ser práctico, pero es indudable que no tiene buena prensa y genera mucho rechazo de la sociedad en general, con las conocidad excepciones. Este gazapo pasó casi inadvertido entre el barullo de la información diaria, pero a mí me produjo una sensación de asco que estoy aprovechando para descargar. Aún opinando que ella sólo repite lo que ha charlado con su Chassman, quién lo dijo fue ella, porque su patrono pienso que tendría, al menos, el tino de no desnudarse en público.