jueves, 25 de marzo de 2010

24 de marzo real y virtual


Este día me tocó estar fuera del país, aunque regresé por la noche. Me subí a un taxi en Aeroparque y mientras se dirigía a mi casa, le pregunté al chofer cómo había sido el día. Me respondió "en el centro, un lío bárbaro"
- ¿Por qué?
- Por las marchas. Hubo una marcha y una contramarcha.
- ¿Contramarcha?
- Si, la verdad no entiendo, pero un grupo en contra del grupo del gobierno, aunque -para que yo no tenga dudas- eran todos simpatizantes de izquierda, que no se ponen de acuerdo.
- ¿Y la gente en general?
- Y...no fue un día de reflexión. La gente tomando mate o vino, paseando...Pero en lugar de reflexionar sobre lo que pasó, era como una fiesta. Lo mismo con los grupos de rock que actuaron anoche (por el martes) y la gente que fue.

Y así seguimos hablando. Un chico jóven el chofer que según sus palabras "yo estudié y me contaron lo que pasó en esa época. Una cosa es lo que me contaban mis padres y abuelos y algo diferente lo que me enseñaron en la escuela. Ud. lo vivió, ¿no?"

Y ahí tuve que comentarle que el tema desaparecidos no comenzó un 24 de marzo de 1976, sino que tuvo origen en y durante un gobierno democrático Perón-Perón y quienes eran Montoneros y ERP. El viaje se hizo corto.

Luego, en casa, reflexioné sobre lo que me acababa de suceder y la cantidad de chicos jóvenes con inquietudes no conocían la historia completa.

Me quedé con una frase del tachero "algún día nos contarán la realidad y no esta versión parcial que no sirve para nada". En definitiva, y sin buscarlo ni quererlo, junto con mi joven chofer, hicimos nuestro acto de Memoria Histórica, aunque seguramente, mucho más cercana a lo que fue y mucho más alejada de lo que oficialmente se hizo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No creo que haya algún argentino que pueda contar la realidad de lo que pasó, porque aún los que la vivimos en carne propia, sólo tenemos una visión parcial de las cosas, y las sufrimos lateralmente. Yo, las viví y desde un plano cercano y no me siento capaz de ser cronista veraz e imparcial. En la época del quilombo, yo era jefe de personal de una empresa, cuya planta había sido tomada por el ERP, y por lo tanto era candidato a ser "boleta" por el solo hecho del puesto que ocupaba. Me tuvieron dos días como rehén atado a un tambor de solvente mientras Ortega Peña se paseaba con una ametralladora UZI en el brazo. Así y todo no justifico de ninguna manera la represión de los criminales de uniforme militar y policial, y mucho menos la de los que sin llevar uniforme obedecían las órdenes de López Rega. Para mi óptica, fue una lucha entre dos o tres mil guerrilleros y dos o tres mil uniformados encerrando en el medio a treinta y cinco millones de argentinos que fueron los que pusieron la materia prima para llenar los cementerios de NN, porque no nos engañemos: La gran mayoría de los muertos no tenían ni arte ni parte en el asunto y solamente se trató de ingenuos que quedaron enganchados por sus relaciones o por ser odiados por alguien con poder de decisión, en tanto los verdaderos criminales se refugiaban en auténticos bunkers, y así se amordazó la crítica a los que completaron la venta del país y la decadencia cuyos ramalazos aún sufrimos. A los zurdos que pensaron que la violencia era el mejor modo de imponer sus ideas y a los milicos que pudiendo actuar con la ley en la mano lo hicieron encapuchados los argentinos tenemos que maldecir desde aquí hasta el día del Juicio Final, del de verdad, no del de algún decreto.
Será muy difícil que la aberración que cometieron pueda tener el condigno castigo alguna vez, porque ni Nuremberg alcanzaría.