Perdió el Grupo Clarín. De eso se trata la nueva Ley de Medios, seamos realistas.
No voy a defender a este grupo, que se manejó durante toda su historia seduciendo y apoyando al poder de turno, ya sean militares o gobiernos democráticos. Como lo hicieron casi todos los empresarios de este país. ¿O acaso nos olvidamos cuando Clarín lo escribíamos con K, porque ese Klarín era espantosamente chupamedia y subordinado al tuerto?
Algo se rompió entre ellos. ¿La salida de Alberto Fernandez, tal vez?. La cuestión es que ambos lados iniciaron una pelea como La Guerra de los Rose.
¿Y el País? ¿Y su gente? Daños colaterales simplemente. Al menos eso es lo que parece.
Siento que perdimos otra oportunidad histórica de hacer algo bien y serio. Los mismos kirchneristas reconocieron que esta ley era perfectible y que algunas cosas podían cambiarse, pero no lo hicieron. Un clásico argentino. Copiando el estilo alemán, para el manejo político que dice "para qué hacer las cosas fáciles si difícil es mejor"
Ahora bien. La sesión de anoche -que vi en partes- me confrmó la hipocresía que rodea a cada uno de nuestros legisladores. No me asusto. Somos una sociedad de hipócritas y no temo reconocerlo. Sabiendo que actuamos de esta forma, es más fácil comprender algunas cosas que nos suceden a diario.
Perdió el país. Perdió Argentina. No se preocupe, porque a nadie le interesa un pito. En definitiva, no importa la Ley, sino lo que interesa es el control remoto para elegir el canal que uno quiere ver; la opción de compra de un diario -el que es gratis, puede aceptarlo, usarlo en el baño o rechazarlo- y seleccionar el dial de la radio. Claro que, para ello, es necesario tener más de una opción para seleccionar.
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