martes, 21 de abril de 2009

Progresía hipócrita



"Desde 2003, la justicia argentina se volvió parcial y, por eso, no hizo justicia. Acomodados en un falso discurso único y pseudoprogresista, el Gobierno, los funcionarios, los organismos de derechos humanos y los jueces vienen enjuiciando a los militares de los 70 por imperdonables delitos de lesa humanidad, pero esquivaron juzgar a los guerrilleros.
Ahora, la Cámara Federal de Rosario dio un paso en la otra dirección: si el fiscal requiere la instrucción de una causa penal, se podrá juzgar un gravísimo delito cometido por el Ejército Revolucionario del Pueblo contra el coronel Larrabure. Pero el proceso no será simple.
Los derechos humanos no son de izquierda o de derecha: los derechos humanos son para todos.
¿Cuál es la alquimia que permite que el falso progresismo vernáculo critique correctamente la discriminación en todas las áreas pero, a su vez, le parezca válido discriminar cuando se trata de juzgar a militares y esquivar el juzgamiento de montoneros y erpianos que cometieron delitos?
En los años 70, muchos hombres y mujeres que ideológicamente simpatizaban con las ideas del ERP y de Montoneros fueron injustamente secuestrados y torturados. Son víctimas que tienen derecho a justicia. Pero ¿no hay justicia para las víctimas de guerrilleros que sí cometieron crímenes? Larrabure fue torturado por el ERP durante 372 días y fue asesinado. ¿Acaso las torturas le dolieron menos? "


Muy bien por Adrián Ventura, en su columna de hoy en La Nación "No hay asesinos buenos y malos: hay que juzgar a todos". Los pro "jóvenes idealistas" se encontrarán, mas tarde o mas temprano, con una realidad que tratan de evitar: enfrentarse con la justicia. El problema político de fondo, y aquí Alfonsín tuvo su gran responsabilidad, es que se tomó en cuenta lo sucedido a partir del 24 de marzo de 1976 en adelante. Lo anterior ni se nombró. Los juicios y denuncias penales realizados contra quienes atentaron y mataron, corresponden a hechos anteriores a esa fecha, producidos durante un gobierno elegido democráticamente.

Los políticos lo saben. Los grupos que apoyaron a la guerrilla también. Esteban Righi, autor intelectual y escriba del decreto que liberó a los guerrilleros de la cárcel cuando asumió el Tío Cámpora, hoy, se desvive por tapar y poner trabas a lo que creo, es algo irreversible. Esta línea política de gobierno no es para siempre. Cuando la veleta rote, veremos que ocurrirá.

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