Mientras disfrutábamos del paisaje marino, con la superficie del océano totalmente planchado, un sol radiante, temperatura ideal, leve brisa y una merluza negra con verduras al vapor, pensaba en mi querida Buenos Aires, próxima a conventirse en el infierno habitual de los días viernes. "Pobres bastardos" pensé. Realmente hay otra vida después de la General Paz. Claro que, como dice el viejo dicho popular "Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires"
¡Cómo ha crecido esta ciudad! Está irreconocible, al menos para mí, que llevaba mucho tiempo sin venir. Aluar es un monstruo que sigue creciendo y generando fuentes de trabajo e importantes ingresos económicos al lugar. Un proyecto modelo, sin lugar a dudas.
Brindo por este bello lugar y su gente. ¡Salud!
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