miércoles, 25 de agosto de 2010

La impunidad K y sus mentiras


El patoterismo de Moreno y los Moyano me tienen harto. Pero lo peor, son los K.

Ninguno de los primeros son nada sin la autorización y libertad de acción de los segundos. Esta es la realidad, independientemente del "color del cristal con que se mire".

Lo de ayer, el show payasesco en la casa de Gobierno respecto a Papel Prensa, dio inicio a una nueva etapa de la gestión del matrimonio. Esa nueva etapa continene varios matices. En primer lugar quedó claro que para ellos la "verdad histórica" son solamente dos palabras unidas con un objetivo: justificar lo injustificable. No hay nada nuevo aquí, porque con su política de Derechos Humanos hacen gala de esa mentira o verdades a medias, que solamente sus seguidores aplauden ciegamente.

Otro matiz importante, fue el pobre apoyo de los industriales para prestarse al juego de la mentira. Eso quedó evidenciado y seguramente, entrará en juego la venganza K.

Pero lo más impactante es la impunidad con que esta gente se mueve. El tema Fibertel es otra muestra que se suma a otros actos similares como por ejemplo el Indek y su poco creíble nivel inflacionario mensual. La gente está cansada que le metan el dedo en el culo.

Seguramente siguen creyendo -como lo hacían con sus amigos Montoneros- que son iluminados y que tienen la verdad absoluta. No se dieron cuenta que pasaron casi 40 años y el mundo cambió.

Como en un sainete, en los medios de hoy Isidoro Graiver se encarga, muy prolijamente, de desarmar el circo armado por Cristina y sus payasos.

Hace 34 años que Papel Prensa fue vendida. Pasaron muchos representantes del Estado Nacional y nunca dijeron nada. La familia Graiver fue resarcida en el gobierno de Alfonsín y nunca reclamaron por Papel Prensa. Los propios K llevan seis años en el gobierno y mientras eran socios de Magnetto estaba todo bien. Sin embargo cuando esa sociedad murió nació un enemigo nuevo.

Mientras tanto, la inflación sigue. La inseguridad continúa cobrándose víctimas. Y nuestro país no sale del tobogán.

Kirchner lo hizo posible.

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