El festejo de la crispación

La polémica entre Mauricio y Cristina parece una barata telenovela mejicana, al menos como aparece en los medios escritos y televisivos.

La reacción de nuestra reina me pareció fuera de contexto y tenía ganas de escribir algo sobre eso, pero me encontré hoy que Roa escribió en su columna unas ideas que suscribo y comparto en gran medida.

Aquí va

Quien quiera que tenga la culpa, no es como para celebrar sino todo lo contrario que las disputas políticas se hayan metido de lleno en los festejos del Bicentenario. Y ensombrecido un acontecimiento que pertenece a todos los argentinos: no habrá otro igual hasta dentro de cien años

Peleada con Macri, la Presidenta no irá a la función de gala del Colón. Tampoco sus ministros y otros funcionarios. Y es probable que, al no asistir Cristina Kirchner, salvo Mujica también falten los presidentes que nos visitan en estos días. Así se trate de una velada histórica no sólo por el Bicentenario: el teatro emblemático de la cultura argentina será reabierto después de tres años y medio.La justificación de la Presidenta es que Macri la agravió cuando se lamentó de que tuviera que sentarse al lado de Kirchner en el Colón. Convirtió un roce personal en una cuestión de Estado. Pudo haber evitado la furia y elevarse por encima del desafortunado comentario de Macri. Pero no lo hizo ¿O es que en realidad temía un abucheo?

Antes, había borrado de la lista de invitados a la cena del 25 en la Casa Rosada a Cobos y a los ex presidentes, que simbolizan la continuidad democrática. El argumento del veto a Cobos fue que no cumple su rol institucional. ¿Cuál es la culpa de los ex presidentes? ¿Se llama Menem y Duhalde? Si no es mezquindad, se parece bastante.Otro nombre preso de la ira oficial es el del cardenal Bergoglio. Poco importa que sea el jefe de la Iglesia: cuenta más lo que piensa y dice sobre el Gobierno. Así habrá dos Tedeum: uno en la Catedral y otro para los K, en Luján.

Parece que lo que se celebra no es el Bicentenario sino el conflicto. No hay paz ni por un día en la confrontación permanente. Aunque sea el día que la Revolución de Mayo cumple 200 años.