miércoles, 27 de febrero de 2013

Penal de Lorenzetti, off side de Gils Carbó

Resulta que ahora nos dimos cuenta de que hay que “democratizar” el Poder Judicial de la democracia, con perdón de la redundancia. Resulta que el mismo día en el que el presidente de la Corte Suprema de la Nación inaugura el año forense, la procuradora general sale a decir que la burocracia y el autoritarismo son moneda corriente de los hombres de ojos vendados y balanza en mano. Bienvenidos a la pelea, ahora entre los hombres de toga, del conmigo o en mi contra, fieles o traidores, que campea en la escena nacional y popular.

El discurso del doctor Ricardo Lorenzetti fue impecable. Su sentido común fue un estruendo en medio del silencio de ideas en serio de la mayoría de la dirigencia política argentina. Afirmar desde el vértice más alto de los jueces que “nunca hemos dicho al poder político lo que tiene que hacer, sino lo que es contrario a la Constitución” para enseguida confirmar que “las decisiones de la mayoría pueden ser declaradas inconstitucionales”, fue sentarse en  lo que desde Montesquieu hasta nuestros días se profesa en toda república que no quiera virar a monarquía absoluta. 

El kirchnerismo ha construido poder en base a las divisiones y a los antagonismos. El modo de imponer autoridad es dividir entre tirios y troyanos sin dar margen a un criterio  intermedio y encolumnar así con pasión y escasa racionalidad a propios y ajenos. Hubo un tiempo en que fue hermoso y entendible por la falta de votos en las urnas de una elección especial como la del 2003. Que lo haga ahora para discutir las decisiones de uno de los poderes encargados de controlar a los otros no es menor. Ni poco preocupante. 

¿Hay exceso de burocracia entre los jueces? Claro que la hay. ¿Hay decisiones arbitrarias que afectan, por ejemplo, al ingreso de funcionarios judiciales o el excesivo apego a los ritos anquilosados? Evidentemente. Pero que lo plantee el gobierno que ha nombrado a casi la mitad de los magistrados nacionales durante su gestión y ha renovado la Corte consiguiendo mayoría propia en la preferencia de postulantes es, cuanto menos, sospechoso. Y para eso se apela a cualquier argumento. Leer que la máxima autoridad de los fiscales que nos representan como pueblo y ciudadanos considera que los antecedentes de estudio de un abogado son discriminatorios porque sólo pueden estudiar los solteros y solteras que no atienden a su familia resulta, de movida, arbitrario. Eso, textual, lo dijo en el valioso reportaje que le hizo Martín Granovsky. Es verdad que los exámenes de oposición de un postulante deben ser de enorme peso. Pero lo otro es invitar a quienes quieran ser fiscales a que estudien menos. 

Sucede que de lo que se trata es de instalar, a como dé lugar, un relato que demonice al Poder Judicial por poco transparente y oscuro en el preciso momento en que las resoluciones que afectan al Poder Ejecutivo le son adversas. ¿De la democratización y transparencia de los otros poderes no hay nada que decir? ¿De diputados que enrocan sus licencias para votar a favor el memorándum con Irán no hay reparos de arbitrariedad? ¿De los nombramientos del personal político de tercera o cuarta categoría en la planta del Poder Ejecutivo que sólo responden a una pertenencia partidaria sin que medie un concurso de pan y queso tampoco? ¿No hay padrinazgos corporativos en los otros poderes?

Aquí se exige un esfuerzo de lectura entre líneas para no caer en el maniqueísmo deseado. Claro que los jueces tienen que pagar ganancias, que los concursos deben ser fieles a los talentos y no a los ventajeros de las corporaciones o que la Justicia que no sale de su escritorio debe ser olvidada. A la par, no hay que comprar el amague y habrá que estar atentos a un nuevo embate para recordar que no vale patear el tablero cuando el resultado no es el deseado por uno de los jugadores. O como dijo Ricardo Lorenzetti (¡por fin un juez de la Corte con una metáfora futbolera!) ni siquiera “en el fútbol, nadie cambia el reglamento o el árbitro para ganar el partido”.

Luis Novaresio

martes, 26 de febrero de 2013

La ideología de los jueces y la democratización de la justicia que no es K

Según la noticia "Kunkel propuso que los jueces revelen su ideología para la democratización de la justicia" 

Según este ex Montonero y asesino de Rucci, "Yo sé que a muchos les da vergüenza decir lo que piensan ideológicamente, pero me parece que los ciudadanos tenemos el derecho de conocer cuál es el marco y la formación ideológica de quienes cumplen la función pública. No veo por qué tiene que ser secreto, no veo por qué a alguien le puede dar vergüenza que se revele su formación ideológica- filosófica. Conocer cómo piensan los funcionarios, de pronto, eso sería bueno"

La verdad es que de un juez, yo simplemente espero JUSTICIA. No me importa su formación ideológica, su inclinación sexual, su vida privada, su color de piel, si es hombre o mujer, ni nada de eso. Simplemente me interesa que sea honesto, probo y valiente cuando tenga que juzgar a gente del gobierno de turno, cuando cometen ilícitos, son corruptos o malversan fondos.

Ahora bien, ¿que significa democratizar la justicia? La Democracia es una forma de gobierno, como definición clásica. Entonces resulta incompatible una alternativa con otra.

Está claro que lo que busca el   gobierno es armar un equipo judicial a su medida y que le permita hacer lo que quiera, como sucede en Venezuela y Cuba, por ejemplo, en donde los jueces y la propia Justicia (esa que está vendada) sean simple títeres del poder oficial.

Si ello sucede, mi querido lector, habremos destruído un país que apuntaba a ser como Canadá o Australia para terminar siendo peor que Cuba. El último país del mundo. El furgón de cola del planeta.

Porque la Justicia es el límite de una democracia. Sin ella, estaremos a merced de los mercenarios del poder.

No se si quedó claro.

Todos lo saben: 25 cocos son mejores que 40

Imaginemos que estamos solos en una isla luego de un naufragio. Supongamos que la isla tiene dos recursos naturales abundantes: cocos y peces.

Supongamos también que estamos dispuestos a trabajar 8 horas diarias. Ese tiempo lo podemos dedicar íntegramente a pescar o a bajar cocos de los cocoteros. Como no disponemos ni de una red para pescar, ni de una escalera para subir a los cocoteros, hacemos todo con las manos.
Como puede verse en el gráfico 1, si dedicamos las 8 horas diarias de trabajo a pescar, obtenemos 10 peces. Si las 8 horas las utilizamos únicamente para bajar cocos trepándonos a los cocoteros, obtenemos 30 cocos. Otra posibilidad es que utilicemos parte del tiempo para pescar y la otra parte a bajar cocos. En ese caso tendríamos la cantidad de peces P1 y la cantidad de cocos C1, o cualquier otra combinación a lo largo de la curva que une el eje vertical con el horizontal.

Como luego de las 8 horas quedamos extenuados, no tenemos tiempo para poder hacernos una choza, algo de ropa o algún calzado. ¿Cómo podríamos lograr tener cocos, peces y además una choza, mejor ropa y calzado trabajando 8 horas diarias? Utilizando menos tiempo para bajar los cocos y para pescar. Es decir, aumentando la productividad.

¿Y cómo podemos asignar menos tiempo a la pesca y a bajar cocos sin que disminuya la cantidad de cocos y peces que hoy obtenemos? Invirtiendo tiempo en construir una escalera y en hacer una red para la pesca.

 Para eso tenemos que ahorrar, consumir menos cocos y peces por día, y destinar parte del tiempo a construir la escalera y la red de pesca. El camino sería consumir menos cocos y peces de los que obtenemos por día (ahorro) para consumirlos en los días siguientes mientras invertimos tiempo en hacer la red para pescar y en construir la escalera.

Construida la escalera y la red para pescar, habiendo sacrificado por un tiempo algo  del consumo de peces y cocos, tendríamos la posibilidad de obtener una mayor producción de ambos, como puede verse en el gráfico 2
Gracias a la red para pescar, ahora podemos tener 15 peces en 8 horas en vez de los 10 de antes y con la escalera conseguimos 40 cocos en vez de los 30 de antes. La curva se desplazó hacia la derecha del gráfico gracias a la inversión que hicimos (ahorro previo) en dos bienes de capital: escalera y red para pescar.
 
Como ahora, en 8 horas, tenemos más cocos y peces, podemos ahorrar más, con lo cual podemos dejar de pescar o bajar cocos durante unos días y construir una choza, calzado o ropa sin que nos falte comida. Es más, si no estuviésemos infectados por el virus de la sustitución de importaciones, hasta podríamos cambiar cocos y peces con los vecinos de nuestra isla cercana a cambio de ropa que ellos hacen.

Pero dejemos de lado por ahora ese concepto “horrible de intercambio comercial” parafraseando a Kicillof e imaginemos que, dada la mayor productividad obtenida por la inversión en la escalera y en la red para pescar, nos sobra tiempo de las 8 horas diarias de trabajo para bajar los cocos y peces que necesitamos y dedicamos parte del tiempo a construir la choza, la ropa y el calzado. Sin duda estaríamos en una situación de progreso.

Mejoramos nuestra calidad de vida gracias a que ahorramos y el ahorro (ingreso no consumido) lo destinamos a invertir en bienes de capital que aumentaron nuestra productividad y nos permitieron tener la choza, ropa y calzado.

Supongamos ahora que un día llegan a la isla unos náufragos que se denominan “La Compota”, acompañados por un señor que grita todo el tiempo y que le dicen “Willy Dark”, y una señora que no para de hablar inconsistencias, y nos dicen: “Como somos mayoría, acá se hace lo que nosotros decimos. Si no les gusta, armen un partido político y ganen las elecciones”.

Así que los recién llegados toman el poder de la isla y deciden que hay que consumir todo el tiempo y empiezan a usar la escalera y la red sin cuidarla, con lo cual se van rompiendo los escalones de la escalera, se aflojan los laderos, la red de pescar empieza a llenarse de agujeros por donde se escapan los peces y demás desastres.  

Encima, declaran varios días feriados porque consumir es bueno.

Además, otra parte del tiempo hay que sentarse a escuchar a la señora parlanchina que le gusta hablar incoherencia y todos tienen que aplaudir sus ocurrencias.

Por lo tanto ya no trabajamos 8 horas diarias, sino que lo hacemos 4 horas por día. La escalera es de ellos, porque no existe cosa más horrible que la seguridad jurídica y la propiedad privada, que es un invento de la burguesía explotadora según La Compota.

 Como trabajamos menos horas, la escalera ya está rota e inutilizable y los peces se divierten pasando entre la red cada vez que se usa para pescar, el resultado es que la producción baja como muestra el gráfico 3.
El resultado de semejantes disparates de La Compota y Willy Dark es que, ya sin la escalera ni la red para pescar (consumo de stock de capital) y con menos horas de trabajo, produciríamos 25 cocos en vez de los 40, e incluso menos de los 30 originales.

Con los peces nos pasa lo mismo. Conseguimos 6 peces por día en vez de los 15 que obteníamos con la red, y menos que los 10 que cuando trabajamos 8 horas con las manos.

Cuando aplicábamos la lógica económica más elemental habíamos logrado desplazar la curva hacia la derecha y hacia arriba del gráfico en dirección al progreso.  

Ahora, con las nuevas ideas de La Compota y Willy Dark, la curva se desplazó hacia la izquierda del gráfico y hacia abajo, en dirección a la pobreza.

¿Qué pasó? Que nos consumimos el stock de capital, trabajamos menos horas por el populismo reinante en la isla y, encima, los de La Compota no trabajan, pero consumen. Y como si esto fuera poco, mientras nosotros trabajamos como esclavos para mantener a la señora parlanchina, a los de La Compota y al gritón Willy Dark, nos pone trabas todo el tiempo mientras estamos pescando o bajando cocos de los árboles.

A la señora hay que mantenerla porque, entre perorata y perorata, está ocupada eligiendo unos terrenos en el mejor lugar de la isla dónde piensa construir una choza 5 estrellas.

 Los de La Compota están siempre ocupados viendo cómo pueden vivir cada vez mejor disfrutando del lugar dónde están los botes. Una especie de puerto con maderos. Lo cierto es que desde que llegaron estos intrusos a la isla vivimos cada vez peor. De la isla del progreso pasamos a la isla de la pobreza.

Sin embargo, la señora parlanchina nos dice que estamos cada vez mejor. Que en esa isla nunca se progresó tanto hasta que ellos llegaron. Que el mundo va a admirar el modelo impuesto por ellos en la isla. Que los países más ricos del mundo quieren venir a ver en qué consiste este maravilloso modelo según el cual destruyendo el stock de capital y trabajando cada vez menos, se vive cada vez mejor.

Willy Dark y los de La Compota la aplauden a rabiar en sus discursos y nosotros estamos desconcertados, porque contamos la cantidad de peces que conseguimos por día y vemos que son 6 en vez de los 15 que obteníamos hasta que ellos llegaron.

Y contamos los cocos que producimos por día y vemos que conseguimos 25 en vez de los 40 que bajamos hasta que ellos llegaron. Pero ella insiste en que estamos mejor. Como no puede ser que la aplaudan tanto sin que ella tenga razón en su relato, suponemos que tener 25 cocos es mejor que 40.

También debe ser bueno ver cómo se cae a pedazos la choza que construimos porque nadie la mantiene; la ropa, que ahora la usan todos, al igual que el calzado, están destruidos. Imaginamos que el relato de la señora es cierto por la forma en que la aplauden a rabiar.

Como están tan convencidos de lo que dicen, concluimos que nos están tomando el pelo o transformaron la isla del progreso en la isla de la fantasía, donde 25 cocos es más que 40 cocos.

Roberto Cachanosky

lunes, 25 de febrero de 2013

Macri le responde a Parrilli

"La imagen de este post muestra la planimetría exacta antes (2009) y después de Tecnópolis donde puede comprobarse en detalle que faltan 478 árboles (42% del total). Transformaron un pulmón verde en un lugar de cemento (62% de reducción de espacio verde). Al final de este post encontrará un link para acceder a esta imagen en alta resolución. Si le quedan dudas le puede pedir al Municipio de Vicente López más detalles, ellos también se los pueden facilitar", señaló.

"De todas maneras, es casi seguro que no estén en condiciones de verla con claridad, porque su gobierno tiene serias dificultades para percibir la realidad. No pueden ver la inflación. No pueden ver la inseguridad en las calles, a la que han transformado en una "sensación de inseguridad". No pueden ver el estado de ánimo social que han creado, aunque multitudes se manifiesten fastidiadas en las calles de todo el país", escribió Macri. Y agrega: "No, no podrá ver los árboles que faltan en Tecnópolis, aunque estén marcados en violeta uno por uno en la foto que le envío, porque está demasiado acostumbrado a falsificar su pensamiento".

Macri remata: "Al final, no estoy hablando de los árboles ni de Tecnópolis, ni de la foto; sino de la verdad. No me gusta que justamente ustedes me vengan a llamar mentiroso".

A usted Aliverti

Aliverti, no crea que lo crucifican tres tipos con micrófono. Lo crucifica la larga lista de argentinos por usted humillados desde su tradicional soberbia, su ironía y su miserable estigmatización del que piensa distinto.

Usted es un exitoso profesional de los medios, Aliverti. Sabe perfectamente a lo que se expone cuando habla o cuando escribe. Conoce como pocos los mecanismos para decir lo que su audiencia quiere y espera oír. Y sabe también que su palabra trasciende a los del propio palo.

Sabe, o debería saber, que también llega a los que luego de las marchas ciudadanas del 13S y 8N, usted calificó como tilinguería.

Esa masa abstracta, según palabras de Horacio González que usted destaca, a la que se preocupó de restarle cualquier tipo de entidad mínimamente atendible.

¿Recuerda cuando escribió: "Salieron a marchar no por lo que le pasaría al país sino por lo que me pasa a mí y a los míos o, aunque repique extremadamente antipático, por lo que los medios me dicen que me pasa"?

¿O cuando desde su sitial de policía moral del pensamiento ajeno los etiquetó como "gente incapaz de tolerar que los de abajo hayan subido un poquito"?

¿No fue acaso usted mismo el que declaró: "Me importa una infinita cantidad de carajos tener el más mínimo grado de consenso con esta gente. Quiero tener con ellos una profunda división"?

Bueno, Aliverti, su cruz es recoger el desprecio de las víctimas de su soberbia.

A usted lo crucifican sus palabras. Lo crucifica haber elegido ser enemigo de muchos. Tal como afirmó cuando dijo: "Eso de que en una democracia no hay enemigos sino adversarios. Pues bien: uno ya está harto de estas boludeces monumentales".

Usted eligió ser enemigo de tanta gente, Aliverti, no fueron ellos.

Luego de su comunicado inicial, usted debió callar. Era lo adecuado para que no lo hostiguen algunos de sus colegas, a quienes su presunta superioridad intelectual le impide, siquiera, reconocer como tales.

Esos a los que usted llamó "salames televisados, en rol de conductor".Nos preguntamos cómo se debería catalogar, entonces, al miserable que tituló “El hijo de Aliverti también es víctima. ¿Qué hacía el ciclista en Panamericana?” ¿Lo leyó, Aliverti? ¿Le pareció un canalla Gelblung? ¿Un salame, parte de la carroña, acaso.

Usted es un periodista político que milita para su causa. Siempre lo fue. Su estilo no es confrontativo: es insultante. Y la política, desgraciadamente, salta siempre. Aún cuando algunas desgraciadas situaciones personales requieren que no salte. ¿Y sabe qué, Aliverti? No lo afirmamos nosotros, lo dijo usted. "Porque cada vez que salta lo político —y no hay forma de que no salte, por un lado o por otro y más temprano o más tarde—los choques son irreconciliables"

Su carrera no se interrumpirá por este suceso, Aliverti. Su pibe es un hombre grande, usted y yo sabemos que dentro de unos años esto será recordado como un mal trago, una pifiada de las más fuleras. Y nada más. Pero haría bien, por su pibe y por usted mismo, en callarse un poco.

Ya que éste es, como dijo, el peor momento de su vida, amerita pues que haga lo que nunca hizo, y deje de destilar odio cada vez que habla o escribe.

Quédese musicardi y lama sus heridas en silencio; que mientras a usted, mediáticamente, lo crucifican, a Rodas le están llevando flores.

Fabián Ferrante

Etica periodística, según Aliverti

El locutor Eduardo Aliverti, reclamó un debate sobre ética periodística, porque encontró a una reportera de Perfil, haciendo una guardia en la puerta de su casa.

La familia del fallecido Reinaldo Rodas, rápida de reflejos y seguramente asesorados por su abogado, le exigió un debate sobre "los que conducen ebrios".

Pablo Dócimo, en Tribuna de Periodistas, hace una serie de reflexiones sobre Aliverti, que en gran parte coincido y transcribo: "Se queja de que diario Perfil le puso una guardia periodística. ¿Cuál es el problema? El problema es que esto no va de acuerdo con su pensamiento, el pensamiento único. Perfil no puso una guardia escondida al mejor estilo "paparazzi" para tomarlo "in fraganti". Perfil envió a una periodista para encontrar a su hijo Pablo y entrevistarlo, y que diga lo que quisiera decir; a darle, si se quiere, una oportunidad para que cuente que es lo que pasó. Si él no está de acuerdo con esto, se arregla muy fácil; cuando se le acerca la periodista a pedirle la nota, sencillamente le podría decir: "La verdad es que no tengo ánimo para hablar, no voy a decir más de lo que ya dije". Con esas pocas palabras podría haber terminado el diálogo. No obstante, Perfil no solo publicó el audio de sus palabras en su programa radial, sino que también publicó lo sucedido en su edición impresa del 24 de febrero y en el sitio web. 

Pide un "debate serio" sobre ética periodística, cuando él hace un programa netamente propagandístico, 100% tendencioso. Ergo, lo que él hace no es periodismo, es propaganda política.¿Está mal? de ninguna manera. Tiene todo el derecho del mundo porque —todavía— estamos en un país con libertad de expresión, cosa que no ocurre, por ejemplo, en Cuba, país donde existe una dictadura desde hace más de 50 años y que él defiende con uñas y dientes. Jamás escuché a Aliverti pedir ética al régimen dictatorial cubano para que en la isla haya libertad de expresión. 

En su programa jamás se escuchan otras voces que no sean las que comulguen con su ideología. A su programa jamás van a hablar personas que no sean de izquierda, ni si quiera para debatir. ¿Está mal? No, tampoco está mal. Pero eso demuestra lo cerrado y obtuso que es ideológicamente, y peor aún es que demuestra lo cerrado que es periodísticamente. A su programa no van personas que no sean "del palo" ni si quiera para debatir, aunque en honor a la verdad, este punto es comprensible, ya que Aliverti no podría sostener un debate bajo ningún punto de vista. 

Por eso, por las mismas razones, sus ídolos como Fidel o Chávez jamás debatieron con nadie. 

¿Qué hubiese pasado si lo que le ocurrió a su hijo le hubiese ocurrido al hijo de Lanata, Longobari, Nelson castro o Magnetto? ¿Qué hubiesen dicho Aliverti y todos los periodistas militantes? Un detalle: Lanata le ofreció salir al aire para que diga lo que quisiera, cosa que no aceptó. Pero él, ¿hubiese hacho lo mismo? No, seguramente que no. 

Para finalizar, una reflexión. Aliverti critica sistemáticamente a la clase media. Ahora, si es socialista, o progresista, o de izquierda, ¿cuáles serían sus aspiraciones sociales respecto a los que supuestamente defiende, que serían las personas de clases humilde? ¿No sería que pertenezcan a la clase media que él tanto denuesta? Pero no solo eso; él, ¿a qué estrato social pertenece? 

 Eduardo Aliverti tiene todo el derecho del mundo de pedir un debate sobre ética periodística, pero antes que eso, por su bien, debería reclamarse a sí mismo un poco más de coherencia."

Tampoco leí en ningún lado, que Aliverti haya llamado a los deudos o ido a visitarlos para expresarle sus condolencias. Solamente escribió una nota en su página de internet. Algo totalmente desnaturalizado, frío y distante.

Decir que es el momento más triste de su vida, no ayuda a nada. Seguramente la familia de Rodas, tendrá su peor momento con la trágica desaparición de Reinaldo.

Pero, estimado lector, esta es la progresía vernácula. De la boca para afuera, solamente. Progres de café literario, de intenciones y cátedras de cómo deben ser las cosas. Claro está, mientras no me toquen lo mío. Hace muchos años que Bilardo, comentó sobre la postura ideológica de Menotti, llamándolo "rabanito, rojo por fuera y blanco por dentro"

No me gustaría estar en los zapatos de Aliverti, porque no se que haría. Es una situación trágica y dolorosa, sobre todo porque como padre, siente la necesidad de proteger a su hijo, aún sabiendo que lo hizo fue un error y un horror. Y como padre, también, me sentiría culpable por mi falla en la educación de mi hijo.

¿No hubiera sido mejor pedir disculpas públicas, consolar a la familia de Reinaldo y guardarse al silencio?

Quizá para los ciudadanos como Ud. y yo, si. Pero para alguien que se siente importante, tal vez no.

Un pecado de capitalista para alguien que se titula socialista.

Imágenes tomadas por Perfil, en la puerta de la casa de Aliverti

sábado, 23 de febrero de 2013

Cuando al dolor no se lo mira de frente

Las palabras de la Presidenta en la noche del jueves al recordar la tragedia de Once llegaron tarde y mal. Cristina comparó la muerte de su esposo con la de las 52 víctimas de la corrupción y la desidia estatal luego de un año de deliberado silencio oscurecido por todo tipo de preguntas que aún continúan sin respuesta: ¿hubiera pasado lo mismo de no estar involucrados en la tragedia dos amigos personales de Néstor como Jaime y De Vido? ¿por qué, de las 850 víctimas, sólo una docena recibieron algún tipo de atención discrecional y el resto continúan siendo ignorados? ¿ qué le pasa a los Kirchner con las tragedias? ¿negación, desinterés o conciencia culpable?

“¿Vos pensás que yo quiero estar acá? Yo estoy acá porque mataron a Lucas”, dijo en Radio Mitre Paolo Menghini Rey, con lágrimas en los ojos. Discutíamos sobre la reticencia de la AFA para realizar un minuto de silencio en homenaje a los muertos de Once cuando, en paralelo, podía verse en los canales de noticias la negativa de Pichetto al pedido radical de rendir el mismo homenaje en el Congreso.

“No está de acuerdo con las formas”, dijo el pequeño señor Pichetto y terminó la discusión.
La reacción del Gobierno frente a las tragedias excede lo político y quizá haya que buscar en la psicología para comprenderla. El empecinamiento oficial pretende que, al negar la tragedia de Once, la tragedia no existe. No existe en el Congreso cuando Pichetto se escuda en el reglamento del consorcio o no existirá en los estadios cuando -aunque suene inverosímil- debe pedirse autorización a Fútbol para Todos para desplegar un cartel en cualquier tribuna.

La negación es un mecanismo de defensa del “Yo” que lo preserva de lo que no le gusta, de lo que no tiene capacidad para afrontar. El otro truco del “Yo” para defenderse de un entorno hostil es la proyección. Ambos se desarrollan en una etapa en la que el individuo está inmaduro y no puede enfrentar la realidad como se le presenta.

“La Presidenta no percibe, no se da cuenta de las cosas que suceden o de lo que se muestra diferente a su imagen de cómo son. La negación le opera permanentemente -dice a Clarín la psicóloga Alicia López Blanco- y lo combina con la proyección: esto es culpa de otro, la culpa siempre viene de afuera”.

Para López Blanco, a los sesenta años de Cristina es difícil esperar que esos mecanismos cambien, están “cristalizados”. La psicóloga sostiene que la Presidenta extiende su negación al duelo: “Hace veintiocho meses que murió El y ella sigue de negro -dice-. ¿Qué significa eso, que no puede elaborar el duelo? ¿o que el interlocutor era esencial para su identidad? ¿se pregunta qué será ella sin El?”.

“La Presidenta de la Nación expresa su profundo pesar por la muerte de ciudadanos en la tragedia ferroviaria ocurrida en horas de la mañana de hoy y envía sus condolencias a los familiares de las víctimas”. Esas treinta y seis palabras, escritas en el lejano tono anónimo de los telegramas, fueron las únicas declaraciones de Cristina sobre Once. Fueron dictadas desde El Calafate. En El Calafate estaba Néstor Kirchner durante la primera marcha de Blumberg y en El Calafate estaban cuando el poder escapó con espanto de la foto de Cromañón. Cristina también levantó su muro de silencio frente a la aparición sin vida de Candela o con las víctimas del accidente aéreo de Sol en Río Negro: veintidós muertos. Mientras el Papa Benedicto XVI hacía llegar sus condolencias a los familiares de las víctimas de Once y el presidente paraguayo llegaba al país para brindar su apoyo a las familias de las víctimas, el silencio oficial se volvía más evidente.

" Ibarra no fue a la puerta de Cromañón para evitar una foto con los muertos ”, me recordó esta semana Beatriz Sarlo. “Y esa cobardía moral le costó la carrera política. Los Kirchner se quedaron en Calafate …”
-Es que tienen un problema de reacción frente a las tragedias ...
-Es cierto, es muy extraño que su extrema sensibilidad para gobernar su imagen no pueda enfrentarse a eso … -Y es curioso, porque a la vez usaron la tragedia para su crecimiento, la muerte de Néstor acercó a la gente a Cristina ...
-Es una política narcisista, concluyó Beatriz.

“No, no, más adelante”, dijo Cristina en París cuando le pidieron una declaración sobre las muertes de Once. La Presidenta inauguraba en Francia una exposición fotográfica sobre el Rally Dakar en Argentina.

Y el “más adelante” nunca llegó. Cuando la negación se convierte en negación sicótica, el individuo está afectado para captar la realidad. La negación sicótica es más común de lo que parece: el fumador, por ejemplo, sabe que podrá ser víctima del cáncer pero lo niega e incluso imagina que, al ser placentero, es favorable para su salud. La conciencia del dolor en Cristina Kirchner parece la de una persona ensimismada. Le tocó comprobarlo a Zulma Ojeda Garbuio, la madre de un joven de 32 años que murió en la tragedia. Zulma fue convocada por Parrilli al despacho de Cristina en la tarde del 6 de marzo: “Presidenta, usted está rodeada de pirañas y una es Schiavi”, le dijo.
“No hablés así de él, pobre, que tuvo un grave problema de salud como producto de este hecho”, le interrumpió Cristina.

La reunión cayó en un abismo cuando la Presidente le dijo, condescendiente: “Vos, ahora, hablás desde el dolor, pero todavía no sabés bien de qué se trata ”.

La despreocupación por el presente pone en cuestión, también, la legitimidad de su declamada preocupación por el pasado: ¿existen “monopolios del dolor”? ¿desaparecen los muertos de Once porque se los ignore? El Gobierno sólo tiene memoria a largo plazo; la muerte política cotiza en bolsa más que la muerte civil y ambas están sujetas a la manipulación. Cristina parece estar rodeada de fantasmas: de hechos que no existen pero que no puede mirar a los ojos.

Jorge Lanata

martes, 19 de febrero de 2013

Futbol para Todos: demagogia y publicidad

Desde que el gobierno se hizo cargo del Fútbol para Todos, comprendimos rápidamente el objetivo de esta decisión política: demagogia y publicidad oficial de alcance masivo.

En agosto de 2012, un artículo del Cronista daba cuenta del gasto, por no decir derroche, que se estaba haciendo. Muchos nos acostumbramos a bajar el volumen de la TV en el entretiempo, para dejar de oir la publicidad que en varias ocasiones fueron ataques directos a algunos opositores. Claro está, con la Plata de Todos.

Ese mismo mes, escribí un post al respecto

Ahora Macri, declaró que si él fuera gobierno, Futbol para Todos no sería prioridad. Que arreglaría todo con publicidad privada, que seguramente pagaría todo o la mayor parte del costo de emisión. Salieron a pegarle con un caño. Incluído varios que se dicen llamar periodistas, que lucran con la actual situación y que si la taba se da vuelta, seguramente se les terminaría el curro.

Si de mi dependiera la decisión, haría una mezcla entre lo privado y lo público, pero el Estado no pondría un peso. Es cierto que hay otras prioridades y también es cierto que entre todos estamos pagando una publicidad demasiado sucia.

Yo prefiero viajar cómodo y tener buena seguridad, en lugar de ver un partido de televisión. Está claro porque no soy político.




¿Por qué el apuro, Presidenta?

En la reciente sesión del Senado el debate fue disperso. En lugar de concentrarse en preguntas, las intervenciones se internaron en pareceres y opiniones. Nada reemplaza la evidencia del error que comete el adversario. Ahí no hay nada que demostrar.  Y las preguntas existen en cantidad.

Se podría haber interrogado al ministro, por ejemplo, sobre algunas de estas cuestiones.

El vocero del canciller iraní dijo: “El tema de la indagatoria de un responsable es totalmente falso”. Esta afirmación es coherente con la que hizo inmediatamente después el canciller de ese país: “Mi país adhiere plenamente a las disposiciones del acuerdo sobre el caso AMIA”. No hay, como dice el Sr. ministro, ninguna desmentida al vocero. Los dos dicen lo mismo porque las disposiciones del acuerdo no contemplan la indagatoria.

Si no contemplan la indagatoria, ¿para qué se hace todo esto?

¿Usted cree que Irán va a permitir que actúe la Justicia si la Comisión de la Verdad sostuviera que hay sospechas fundadas contra alguno de los entrevistados?

¿Por qué usan la palabra interrogar cuando el texto que es tomado como válido dice en inglés preguntar?

¿No cree que hay mala fe en hacer creer que la Justicia argentina va a actuar, cuando no habrá interrogatorio y la ley iraní prohíbe que un ciudadano de ese país sea sometido a indagatoria por una autoridad judicial extranjera?

Repasando sus conocimientos jurídicos. Usted sostiene que todo documento entre países, incluso un comunicado de dos presidentes, constituye un tratado. En efecto, esa es la definición genérica que da la Convención de Viena de 1969. Pero, en sentido estricto, sólo son tratados los que generan obligaciones mutuas que están sancionadas en una ley. En nuestro ordenamiento jurídico, la jerarquía es: Constitución, leyes que derivan de ellas y tratados internacionales. Los tratados son jerárquicamente superiores a una ley común. Díganos, ¿un comunicado conjunto debería, porque usted dice que es un tratado, ser considerado superior a la ley común?

¿Quién pidió que este texto fuera un tratado?, ¿Irán o la Argentina?

Pero sobre todo quisiera que escuchara este razonamiento y nos diera su opinión.
La comisión puede expedirse en tres sentidos: a favor de la denuncia argentina, de manera neutra o en contra.

Si lo hace a favor, como es una comisión de la verdad y no una comisión de la justicia, no podrá hacer absolutamente nada más. Ni un paso más. El gobierno iraní pedirá perdón o disculpas, quizás indemnizará como Kadafi y dirá que, habiéndose sometido estrictamente a lo que decía al tratado, ha mostrado al mundo una prueba de su comportamiento impecable.

Es decir, si ganamos, no ganamos. Y si Irán pierde, gana.

Es innecesario explicar lo que sucedería en caso de un dictamen ambiguo o negativo.

Perdería la Argentina, ganaría Irán.

En un tratado donde no está contemplada la acción de la Justicia, lo único que puede ganar la Argentina en el caso lejano de que el presidente y los dos juristas nombrados por Irán lo decidieran, es un reconocimiento moral.

¿Podría la Argentina seguir reclamando en foros internacionales cuando aceptó, firmó y convirtió en tratado un texto que se aplicó plenamente?

En fin, la pregunta ya encierra un argumento y obliga a una contestación precisa. Las extensas opiniones habilitan la réplica con otras extensas opiniones.

Hace pocas horas se conoció un interesante artículo de la Iran Review. Editada en Teherán, la publicación pretende ser científica e independiente. Aun si no lo fuera, es interesante reproducir su visión del acuerdo. Me permito traducir los párrafos más relevantes:
“Las noticias que han estado circulando en algunos diarios en los días recientes acerca de que el fiscal y el juez argentinos viajarían a Teherán para entrevistar personas que están mencionadas en el caso AMIA son incorrectas e imprecisas.”

“La segunda cláusula del artículo 5 del memorándum ha estipulado que representantes (nota: los imputados)  responderán a las preguntas de la comisión. Por lo tanto, ninguna persona tendrá que estar físicamente presente ante la comisión para responder las preguntas.”

En el artículo 7, “ambos países anunciarán a Interpol que las diferencias bilaterales sobre el caso AMIA serán resueltas por la vía de la cooperación entre los dos países. Por lo tanto, Interpol puede revocar las alertas rojas”.

En fin, lector, como verá, el manipuleo de los textos se hace aquí y allá. Razón de más para que el Gobierno abandone el apuro, para que nos demos el tiempo de saber y ser claros en lo que se está haciendo. Nada más lejano a esto que el comentario del senador Pichetto al oído de Timerman  transmitiéndole la orden presidencial para que se concluyera rápidamente el debate.

En este marco sería grave que el ministro evitara estar presente en la Cámara de Diputados. Si huyera, temeroso de las preguntas y de la verdad, fortalecería todas las sospechas.

Dante Caputo

lunes, 18 de febrero de 2013

Control de precios, Artemio y después…

En una columna de opinión publicada en Infobae, el otro día escribió Artemio López -fiel a su estilo, un interesante y polémico artículo- sobre el control cambiario. Lo bueno de Artemio es que promueve el debate y, según él mismo lo dice, se rebela frente al sentido común.

Por supuesto que el artículo me sedujo, como a muchos, y me propuse aportar algunas observaciones sobre él para sumar al debate.

Para esto voy a tomar como guía el artículo de Artemio y, en los principales puntos, darle el otro punto de vista, que hoy es a contramano de lo que plantea. Lo que ponga en comillas es parte del texto de su artículo y luego mis comentarios.

El control de precios
“…otra gran medida de gestión orientada a sostener los niveles de consumo y el empleo, mejorando las condiciones de vida cotidiana del conjunto de la ciudadanía, en especial, de los sectores más vulnerables”, afirma Artemio.


Por supuesto esta frase es muy buena porque reconoce que el aumento de precios (es decir, la inflación) afecta a los que menos tienen, sea vía el consumo, o bien vía el empleo. Debe ser el primer artículo de una persona vinculada al oficialismo que resulta tan claro para mostrar los efectos nefastos de la inflación en los trabajadores. Bien por Artemio.

En cuanto a la medida que se refiere, no “se trata de un acuerdo de precios”. Debemos poner las palabras en su justa definición: se trata de un congelamiento de precios, no se acordó con nadie, nada. Es una medida impuesta de facto por la Secretaría de Comercio. Un acuerdo significa que las partes involucradas se sientan a negociar las medidas antes de su implementación. Un acuerdo siempre significa diálogo y negociación. No es este el caso.


Pero ¿cómo se evalúa si una política es o no exitosa? Sencillo, se ven las consecuencias de su implementación en un período de tiempo determinado. Decidir de cuánto será ese período es crucial según lo que se quiera demostrar.

En economía, como en la vida, realizar análisis desde las fotos, en lugar de mirar la película, lleva a conclusiones alejadas de la realidad. Artemio elige algunas fotos, e incluso se atreve a breves cortos, pero decide obviar la película para que la realidad se adapte mejor a su relato, y no viceversa.
En mis primeros años de facultad tuve un compañero que era un gran alumno, se sacaba las mejores notas, no salía de noche, evitaba cualquier actividad social o extracurricular que lo distrajera de su objetivo: el estudio. Vivía para estudiar, su mundo se reducía a esforzarse para ser el mejor académicamente. Y de hecho hasta la mitad de la carrera, lo fue. Sin embargo, a los 20 años, tanta dedicación y esfuerzo son difíciles de sostener en el tiempo y mi compañero decidió comenzar a disfrutar su vida de otra manera. Fiestas, noche y alcohol y cierto deseo de recuperar el tiempo perdido convirtieron al otrora estudiante brillante en un coleccionistas de cuatros que tardó bastante más que el promedio en recibirse.

Este simple ejemplo sirve para mostrar dos cuestiones: por un lado, si se evalúa la carrera de mi compañero hasta la mitad, se podría hablar de excelencia; si se la analiza completa, fue simplemente mediocre. Es decir, en función de dónde se hace el corte para el análisis de una situación, es posible arribar a una conclusión diferente.

Por otro lado, no es posible pensar lo sucedido en la segunda parte de la carrera como desvinculado de la primera parte. El exceso de rigidez del principio influyó de manera determinante en el descontrol que eligió después. No se trata de situaciones independientes.
En este artículo vamos a extender un poco más el tiempo de análisis de Artemio y ver qué pasó después, siempre dentro de los mismos gobiernos peronistas que analiza, para excluir los nefastos golpes de Estado que sobrevinieron.

Artemio pone de subtítulo en la nota “¡LES VA A SALIR UNA JOROBITA!”: debo decir que no lo entendí. Probablemente se trate de mi propia limitación, pero “LES VA A CRECER LA NARIZ” hubiera sido más preciso si quería expresar que quienes opinaban otra cosa estaban mintiendo. Que yo sepa Pinocho no tenía joroba. En fin, quizás es otra historia que se reescribe.

“En esta humildísima columna vamos a señalar los tres acuerdos de precios peronistas exitosos”, Artemio, nunca humilde y podías haber elegido otros ejemplos no peronistas, pero alcanzan.
1. “Viajemos, entonces, al año 1952, cuando Juan Domingo Perón crea la Comisión Nacional de Precios y Salarios que tenía la función de vincular aumentos salariales con los niveles de productividad y evitar aumentos de precios no justificados. Las medidas de control o acuerdo de precios que generó el “Pocho” lograron revertir la situación, y la inflación pasó del 38% en 1952 al 4% en 1953 y cayó al 3,8% en el año 1954”.

Para comenzar, es necesario aclarar cómo se llegó al 38% en 1952. Lo cierto es que Perón asumió con una inflación del 17% en 1946 y alcanzó el 38% en promedio, pero con un pico del 50% anual en diciembre de 1952. Ese fue el registro de inflación más alto desde 1943 hasta 1959. Es decir, el problema de la inflación surgió dentro del propio gobierno de Perón, quien luego implementó el acuerdo de precios. No se trató de una herencia.

Si bien la inflación de 1954 fue 3,8%, la misma empezó a acelerarse desde septiembre del 1954 y si se compara diciembre de 1954 versus diciembre de 1953, alcanzó el 16%. La inflación, de hecho, se consolidó por encima del 12% de ahí en adelante. En 1955 la inflación siguió su curso elevado hasta el derrocamiento de Perón.

Es decir, si corto el análisis en agosto de 1954 el plan fue exitoso, pero si lo extiendo un año más, ya no presentaba tantos éxitos antiinflacionarios. El impacto del acuerdo de precios duró tan solo 18 meses y no más. Todo dentro del propio gobierno de Perón. El golpe llamado revolución libertadora fue en septiembre de 1955.

2. “En el año 1973, con el regreso definitivo del General Perón, el Pacto Social, que impulsara como principal medida de política económica supuso también acuerdo de precios, y fue tan exitoso que logró bajar la inflación drásticamente del 100% existente, cuando iniciara el gobierno el “Tío” Cámpora, al 30% en solo un año”. 

En esta afirmación de Artemio existe un problema de datos. Según el Indec, la inflación de 1972 fue del 58,5% y la de 1973 fue del 60,3% (60 es más que 58 que yo sepa). Por lo tanto, el párrafo anterior mucho sostén no parece tener.

Le vamos a aportar algunos datos a Artemio de lo que pasó luego. La inflación promedio de 1974 sí fue menor, bajó al 24%. El acuerdo de precios que inició Gelbard durante el gobierno de Cámpora logró que la inflación anualizada bajara del 79% en mayo de 1973 al 12% en mayo de 1974. No obstante, ya en diciembre del mismo año había alcanzado al 40% anual y en 1975 la inflación fue del 182,8%. También gobierno peronista.

Entonces, las consecuencias positivas del acuerdo de precios duró 12 meses y no más.
3. “Por último, llegamos al año 2006, durante la etapa más reciente de acuerdos de precios que fue desplegada exitosamente por otro gran patriota peronista, Néstor Kirchner”.

Al evaluar el impacto del acuerdo de precios del 2006 surge un claro problema: a partir del 2007 las estadísticas del Indec decidieron rifar su prestigio y no medir más la inflación como hasta ese momento. Sin embargo, resulta evidente que si la inflación hubiera estado tan controlada, el Indec la seguiría midiendo adecuadamente. Es real que la inflación del 12,3% en 2005 bajó al 9,8% en el 2006. Un éxito más que evidente si tenemos en cuenta que llegamos al 2012 con el país con la cuarta inflación más alta del mundo.

Las consideraciones de Artemio respecto a la mejora en la distribución del ingreso son ciertas, porque durante un breve período de congelamientos de precios, el poder adquisitivo de los salarios sube. El problema es que no es sustentable en el tiempo y después pasa lo que dijo el General: “los precios suben por ascensor y los salarios por escalera

La frase es más que acertada. Cuando yo competía con mi hijo a ver quién subía más rápido si yo por ascensor -obvio, ¿no?- o él por escalera, pasaba que hasta el primer piso mi hijo me ganaba. Ya en el segundo estábamos parejos, pero desde el tercero en adelante le ganaba yo (¡en el ascensor!). Con los salarios y la inflación pasa lo mismo. Al principio gana el salario, pero después pierde irremediablemente.

Las mejoras del ingreso suceden al principio, hasta el segundo piso, después no son posibles de sostener en el tiempo si no hay aumentos de inversión y de productividad. El control de precios con suerte da una sensación de alivio que dura muy poco tiempo, porque no resuelve los problemas de fondo que lo originan. Es una aspirina, no un antibiótico.

Argumentar que los controles de precios son exitosos en Argentina con las fotos elegidas por Artemio no resulta muy sólido; de hecho, tuvo que forzar algunos datos para encontrar justificaciones a su relato. No obstante, es justo reconocer que también le pega y con gran razón a muchos neoliberales que cuando se hicieron cargo del gobierno no hicieron nada para combatir la inflación. Así que en ese punto Artemio, te doy la derecha.

La yapa, el relato histórico
“Finalmente -y como para que tengan, guarden y repartan-, ¿qué hicieron los gurúes libremercadistas durante sus diversas gestiones de gobierno, incluida la última dictadura?  Fácil: tomaron un país con 3% de pobreza en 1975 y lo devolvieron con 54% en 2003, mientras a la indigencia la dispararon del 2% al 27,6 en igual lapso. Por suerte, el desempleo solo pasó del 3% en 1975 al 24% en 2003, y la participación de los trabajadores sobre el producto cayó del 47% de 1974 al 17% de mayo del 2003”.

Acá Artemio pecó de injusto o de ignorante (cosa que definitivamente no es). Meter en la bolsa neoliberal a Alfonsín es -como mínimo- mala leche.  Es una tergiversación histórica más que importante. Llamar a Grispun o a Sourruile neoliberales es una barbaridad. Se puede decir que fracasaron en su gestión, pero no que son lo mismo que Martínez de Hoz. La democracia se recuperó desde Alfonsín (y te recuerdo a Artemio que el candidato peronista estaba a favor de la ley de autoamnistía).

Lo segundo que le recuerdo es que al hablar de políticas económicas peronistas, debería poder incluir el gobierno de los 90 que tanto critica, y así hacerse cargo de la historia (película) completa y no sólo de las tres fotos que le convengan a su relato.

Existen cosas buenas y malas en la historia argentina en general, y en el peronismo en particular, pero no inventemos una historia que nos convenga coyunturalmente. (Artemio, para la próxima te paso tres fotos en las que todavía tengo pelo y me armás un relato acerca de mi frondosa cabellera, ¿sí?)

Militancia sí, mentiras no. “(¡Ay, perdón, me crispé!)”

Tomás Bulat

sábado, 16 de febrero de 2013

Una imagen equivale a un post




Esta imagen reafirma mi post anterior con respecto a la poda de árboles y las declaraciones de nuestra presidente en el sur.

De esto no se habla

viernes, 15 de febrero de 2013

Acuerdo con Irán, carga nefasta para el futuro

Luego de leer lo que dijo la reina de Tolosa y lo que intentó aclarar nuestro Canciller, me hice una pregunta ¿para qué carajo queremos firmar semejante disparate?

Dante Caputo, escribió algo muy interesante en Perfil donde refleja una realidad, que como siempre en este gobierno, no tiene nada que ver con lo que nos quieren vender.

Aquí el problema es más grave, porque no se trata de legislación interna sino que estamos hablando sobre tratados con otro país y que dejarán pegado a nuestro país.

Seguimos aliándonos con personas y gobiernos que nos aislan más del mundo. Irán es un país no confiable y considerado como leproso en el mundo internacional. Sin embargo, allá vamos.

Timerman, seguramente después de este mamarracho se convertirá al budismo, porque no creo que la comunidad judía lo acepte entre sus pares.

Pero así estamos. La presidenta apurando a sus títeres en el Congreso para que aprueben el dictamen de comisión, porque tenía un evento, sin importar los destinos de nuestro país.

Gracias a todos los que la votaron. Son más culpables que ella.

Ahora con los árboles

La cuestión es pegarle a Macri. El tema del metrobús en la 9 de julio es la excusa perfecta.

Debo decir que, como automovilista, me molesta mucho la obra que están haciendo. Pero debo reconocer que cuando todo termine, servirá para mejorar la circulación en esta importante avenida. Sobre todo, para aquellos que usan el colectivo.

Ahora bien, el tema de los árboles causa gracia. Me acuerdo cuando comenzaron los trabajos en Panamericana, algunos vecinos de Olivos y de la zona, se encadenaban a los árboles para evitar que los sacaran. En realidad los trasplantaban a otro lugar y les puedo asegurar que el costo de ese movimiento no es barato. Días de protesta...y ¿para qué? Al final la obra se terminó y todos quedamos muy contentos con un acceso nuevo y ágil. Se plantaron más árboles de los que había y se preservaron los viejos.

Con la 9 de julio pasa lo mismo. Un grupo de vecinos -que no votó a Macri, seguramente- más algunos políticos disidentes (de lo que hace el Lord de Buenos Aires) protestaron de forma parecida a lo que habían hecho sus predecesores en Panamericana e interpusieron un recurso de amparo. La verdad es que todos los árboles serán transplantados en la propia 9 de julio o en parque Tays. Algunos se sacarán porque están enfermos o no tienen recuperación.

Pero tampoco sirven las explicaciones. El grupo de alcahuetes cristinistas salieron a hacer ruido, como siempre, diciendo unas verdades a medias o distorsionando la realidad. El caso más emblemático fue el de Ricardo Foster, quién escribió en el Boletín Oficial de Página 12 una alegoría a los árboles. “En noches infaustas brigadas vestidas de amarillo destruyen y dañan esas indefensas criaturas que nos ofrecen su belleza, su oxígeno purificado y su sombra a cambio de nadaescribió. Un verdadero pelotudo que nada dijo, cuando su jefa convirtió en leña, más de 500 árboles para la construcción de Tecnópolis y destruir un parque verde.

Pero, el broche de oro lo dejó nuestra reina cuando dijo en el sur "No vamos a tirar un sólo árbol. Los árboles son sagrados, no se tocan. Por lo menos, acá en El Calafate, sobre mi cadáver" Bien clarito, allá no se toca nada. Aquí, pasamos la aplanadora.

No quiero mencionar las miles de hectáreas de bosques que se están destruyendo, porque sería demasiado y podrían acusarme de "desestabilizador".

Como siempre y ya es costumbre, el kirchnerismo primero y ahora el cristinismo tiene una doble moral.

De todas formas, en un par de meses disfrutaré de un tránsito más ágil. Eso espero.

jueves, 7 de febrero de 2013

Pelotuda patrón

La misma que dijo que se podía comer con 6 pesos por mes, ahora dijo (con respecto a la prohibición de los supermercados de publicar ofertas) "¿Cómo va a haber prohibición de publicar ofertas? Hay que inventar lo que fuere para que la gente disfrute las buenas noticias" (SIC)

¿Inventar lo que fuere? como las estadísticas del INDEC seguramente. El problema que esta mujer, Lucía "Pimpi" Colombo, es la Subsecretaria de Defensa del Consumidor.

Agregó también "Si hay modificaciones en los precios, la Secretaría de Comercio va a actuar. (...) Trabajamos para que en la familia argentina reinen las oportunidades y la felicidad".

 No cabe duda que forma parte de la cadena de la felicidad K, igual que Boudou, que reparte amor.

Esta es la gente que tiene nuestro destino en sus manos. Yo no le confío ni mi auto de juguete

Ud ¿si?

martes, 5 de febrero de 2013

Nelson Castro, expulsado de un bar

La crispación política en la Argentina hace que cada vez sea más complicado caminar con tranquilidad. Ahora el mal momento lo pasó el periodista Nelson Castro, quien contó una situación incómoda que le tocó vivir ayer en un bar de Capital Federal.

"Yo estaba ayer en un bar en Santa Fe, fuí a tomar algo, pasaron 10 o 15 minutos, llamé al mozo y vino el dueño del comercio, me dijo que yo era persona no grata en ese lugar y que no me iban a atender, me levanté y me fuí, cuando me estaba yendo vino el mozo a decirme que ellos no tenían nada que ver, que solo eran empleados", explicó.

Algo similar le pasó el domingo al viceministro de Economía, Axel Kicillof cuando volvía de Uruguay y el propio vicepresidente Amado Boudou debió escuchar los silbidos contra su persona. "Eso marca lo que se vive hoy en Argentina, hay una situación de intolerancia que debemos reconocer para frenar y parar", indicó Castro.

"Yo lo pongo en el marco de lo que está pasando, la crispación es una realidad, ayer me tocó vivir eso y también he vivido insultos en la calle, lo mismo le debe pasar a los que piensan de otra forma, .., ésto no había pasado en 30 años de democracia .., es horrible si le pasa a Kicillof, a Boudou o a alguien de 6 7 8 también", agregó a TN.

Visto en Perfil.com

lunes, 4 de febrero de 2013

Escraches

Nunca estuve de acuerdo con los tristes y famosos "escraches", que la izquierda vernácula los puso en el tapete cuando quiso denostar a algún personaje que, para ellos, no debía vivir tranquilo en su barrio.

Es un acto totalmente repudiable por donde se lo mire. Claro está, que el gobierno siempre miró para otro lado y nunca dedicó una sola palabra a esta actitud antidemocrática.

Puedo estar en desacuerdo con alguien, pero no tengo el derecho de ensuciarle el frente de su casa, pintar las calles y veredas con insultos y además, atemorizar a toda su familia sin respetar a nadie, ni siquiera a los hijos.

Otra cosa es insultar o agredir de palabra a un político que está hablando, sobre todo si forma parte de un gobierno. Tampoco me parece correcto, pero en este caso, el propio político es el que se expone en frente de la multitud. Solo, con su conciencia.

Kiciloff, según los videos que están circulando, recibió fuertes insultos en un Buquebús, estando su mujer e hijos. Debo reconocer que no me gustó la escena y lo que pasó. Podrá ser un ladrón, un hipócrita o lo que Ud. quiera decir, pero su familia no tiene la culpa.

Justificar este acto, diciendo que Cristina hace lo mismo con sus discursos llamando  "abuelo amarrete" o mandando a la AFIP a una inmobiliaria porque se quejó, es ponerse a la misma altura. Significa bajar a la cloaca de una sociedad que se está desintegrando. Creo que estamos en un nivel por encima de estos personajes que forman parte de un gobierno que cada vez tiene menos credibilidad.

Habría que preguntarse porque Kiciloff viajó en clase turista en el ferry en lugar de usar primera clase o un vuelo en avión. Tal vez nunca imaginó el descontento que provoca su presencia. La lección está aprendida.

Por otro lado, Boudou fue silbado e insultado mientras pregonaba ser parte de un gobierno "de amor" (sic). Si leyó bien. Un tarado cósmico o, como diría Lanata, un tarado patrón, sobre el cual se miden los diferentes tamaños de tarados.

Este es un caso diferente al anterior. Solito en el palco, rodeado de aplaudidores, no supo ni pudo con la gente presente. Llamarlos facistas, tampoco fue un reflejo político adecuado...bueno, tal vez si, teniendo en cuenta quién es. El pedido del intendente local, tampoco lo ayudó demasiado.

Supongo que este nefasto personaje sabe que la gente no lo quiere y no lo soporta. En el futuro, seguramente se asegurará de contar con una claque adecuada que lo proteja del "pueblo" contrario. Decir que fue armado y preparado, es un insulto a nuestra inteligencia.

¿Se darán cuenta realmente, qué es lo que está pasando?