"Si el nivel de crispación existente en la sociedad; si la guerra sin reglas ni cuartel del oficialismo contra sus enemigos —empezando por el campo y el grupo Clarín—; si el crecimiento exponencial de las causas judiciales por delitos de corrupción en los cuales están implicados los más altos funcionarios del gobierno; si la relación inconcebible —dentro de un sistema republicano presidencialista— que separa a la máxima cabeza del Estado respecto del vicepresidente; si los insolentes topes a los que ha llegado la pobreza y la marginalidad, luego de haber gozado el país de cinco años dorados de crecimiento económico; si la adulteración, por parte de las autoridades nacionales, de algunos de los índices económicos y sociales más representativos del estado de la nación; si la virtual indefensión en la que se encuentra la Argentina, cierto que matizada por el hecho de que no parece haber guerra a la vista; si el avasallamiento de derechos constitucionales claves, como el de la irretroactividad de las leyes, por ejemplo; si la licuación del principio básico de la división de poderes y, por fin, si el grado de deterioro que corroe a la Argentina en su relación con el mundo, no configuran una crisis de proporciones, convendría revisar la definición de la palabra crisis."
Excelente artículo escrito por Vicente Massot que describe la situación política de hoy en nuestro país y arriesga un pronóstico para los meses que vienen.
Ud. podría decirme, con razón, que no hay nada nuevo bajo el sol. Es cierto. Pero también es real y que no deja de asustar y preocupar: lo fácil que resulta acostumbramos a vivir con situaciones anómalas e ilegales. Así somos como sociedad. Así estamos.
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