viernes, 2 de diciembre de 2011

Cuando se quiere, se puede

Toda mi familia renovó su DNI y pasaporte. Era el único que quedaba.

Todos volvían asombrados de la velocidad y facilidad del trámite, así es que, un poco por necesidad y otro poco para constatar "in situ" la realidad, saqué mi turno por internet y allá fui.

La delegación que elegí fue la que está ubicada en Humberto Primo y Paseo Colón. Cuando ingresé al edificio largué el cronómetro de mi celular. Quería tener un dato real de mi demora.

Me encontré con un amplio salón, prolijo y ordenado. Con muchas sillas, varios mostradores y poca gente. Sin hacer fila, pasé por una ventanilla donde corroboraron mis datos y me entregaron un cupón para pasar por caja. Sin solución de continuidad, pagué mi arancel ($35 para el DNI solamente). Me dieron un número.

Ocupé una de las sillas disponibles y en pocos minutos apareció mi turno. Una joven niña me pidió el DNI viejo. Puse mis dedos en un lector de huellas dactilares (se acabaron las tintas y suciedad!). Firmé con un lápiz óptico. Comprobamos que la firma era la que yo quería. Me sacaron una foto, que también verificamos (no me hizo caso cuando le sugerí utilizar el Photoshop y sacarme unos años), me entregó un recibo y me dijo"estamos demorados en la entrega, ahora lo recibirá en no más de 10 días hábiles. Buenos días, Sr"

Con mi comprobante en mano, mi cara de asombro y mi celular en mano, comprobé que habían pasado 9 minutos y 44,44 segundos (reales!) desde que puse mi pié en el primer escalón de entrada.

Es algo para aplaudir y destacar, sobre todo si comparo el engorroso y tedioso trámite que tenía la Policía Federal para renovar el Pasaporte. Seguramente Ud. lo recuerda.

Bien por el Ministerio del Interior. Es evidente que, cuando los funcionarios quieren, se pueden resolver los problemas de la gente.

Si todavía no hizo el trámite, hágalo y disfrute de una Argentina diferente.















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