domingo, 25 de abril de 2010

De lavarropas, inflación y otros


Revisando y ordenando papeles, encontramos con mi mujer la factura de la compra de un lavarropas en el año 2005. Lo compramos por $1.000 y en 24 cuotas.

Honestamente, era una marca barata y sabíamos que podríamos tener suerte dispar en su funcionamiento. La marca Drean anunciaba en su publicidad "Hecho en Argentina".

Todavía no había cumplido un año desde su adquisición, cuando tuvimos que llamar al primer service. Al poco tiempo, otro. Y así hasta que la semana pasada decidió dejar de funcionar.

Gracias a la decisión que tomamos en la compra, la garantía extendida nos permitió sobrevivir al pago del técnico de turno. Ahora, vencida esta prórroga decidimos cambiar de marca y aparato.

Compramos otro, de marca mucho más cara y en 30 cuotas, con tres años de garantía. Por curiosidad consultamos el precio actual del modelo Drean que teníamos y nos enteramos que su valor es de $ 1.700.

En cinco años, aumentó un 70%.

¡Menos mal que el gobierno nos dice otra cosa, porque sino, creería que tenemos inflación!

Este nuevo lavarropas es de una marca italiana que justamente conocimos y usamos cuando vivimos en España. Sólo espero que dure un poco más que cinco años y no tengamos que llamar al service tan seguido.

Nos acordamos con mi mujer cuando compramos el famoso y conocido Aurora que fue eterno. No recordamos la cantidad de años que lo usamos y solamente tuvimos que cambiar un burlete. Esa marca era utilizada por las empresas tipo Laverap y fue un éxito total. Similar a las heladeras Siam, ¿se acuerda?

¿Porqué se dejaron de hacer este tipo de equipos? ¿Porqué fueron reemplazados por lo que hoy tenemos que duran tan poco?

sábado, 24 de abril de 2010

Fascistas pagos o progres patoteros


Una vez más, el zurdaje fascista local impidió una presentación porque no está de acuerdo con las ideas del expositor.

Otra vez, le tocó a la Dra Hilda Molina recibir los cachetazos. Destaco este párrafo: "es algo que en Cuba pasa siempre" y sostuvo que "los brazos del régimen llegan a lugares insospechados". Asimismo, consideró que los jóvenes que la agredieron verbalmente "estaban organizados y no querían dialogar".

Hay una triste realidad, esto sucede en casi todo el mundo. Es cierto también que estos grupos están bien organizados y convenientemente financiados para poder movilizarse.

Ahora bien, ¿y los organizadores? ¿no sabían que esto podía suceder? Estoy convencido que si el orador hubiera sido el Coma Andante Fidel, una patota habría custodiado el ingreso para evitar cualquier escándalo.

Sinceramente, la sorpresa habría sido que no haya habido ningún disturbio durante la exposición.

sábado, 17 de abril de 2010

Con rumbo peligroso



La guerra declarada de K contra el que fuera Klarín y hoy es Clarín, está generando un mar de fondo que es preocupante.

Todo vale. Inclusive, utilizar a las fuerzas de choque kirchneristas que hacen acordar a las épocas de la juventud Hitleriana o a la propia Gestapo. Ni hablar, de los grupos stanilistas.

Todo vale. Inclusive atacar a periodistas, algunos de los cuales considerados progresistas. En la ensaladera hay para todos los gustos.

Ya fue lamentable la movilización a tribunales par reclamar la Ley de Medios. El rejuntado de asociaciones que había en esa plaza, daba risa. Sin embargo fue triste.

Las imágenes que acompañan este post dan muestra de la locura K y sus seguidores, cada vez más radicalizados. ¿Qué es lo que buscan? En mi caso, quiero seguir viviendo en democracia, con sus defectos y virtudes.

Sin embargo, creo que ellos quieren Chavizar nuestro país, convirtiéndolo en Kirchnelandia: un reducto para los nostálgicos de la década de los ´70 y algunos pocos empresarios que se llenan los bolsillos a manos llenas.

Hay que aguantar hasta el 2011...no tenemos otro remedio.

Abismo generacional

Me enviaron este email que comparto

El Médico de Familia inglés, Ronald Gibson, comenzó una conferencia sobre conflicto generacional, citando cuatro frases:
1) "Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos."
2) "Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país, si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible."
3) "Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos."
4) "Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura."
Después de enunciar las cuatro citas, el Doctor Gibson, observaba como gran parte de la concurrencia aprobaba cada una de las frases. Aguardó unos instantes a que se acallaran los murmullos de la gente comentando lo expresado y entonces reveló el origen de las frases, diciendo:
La primera frase es de Sócrates (470 - 399 A .C.);
La segunda es de Hesíodo ( 720 A .C.);
La tercera es de un sacerdote ( 2.000 A .C.);
La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia (actual Bagdad) y con más de 4.000 años de existencia;
Y ante la perplejidad de los asistentes, concluyó diciéndoles:

Señoras Madres y Señores Padres de familia:
RELÁJENSE, QUE LA COSA SIEMPRE HA SIDO ASÍ...



Supongo que en todas las generaciones los adultos hablaron de esta forma de los jóvenes y el mundo sobrevivió. Sin embargo, creo que se trata de la velocidad en que se producen los cambios de las tradiciones, costumbres y formas de vida, lo que impacta más.

Así como mis padres, se criaron con la radio como elemento aglutinante de la familia y nuestra generación con la televisión (desde el blanco y negro, hasta la digital y HD), nuestros hijos están creciendo en un entorno individualista de los mensajes por celular, el chateo y los sitios sociales, tipo Facebook.

Mi intriga es poder saber y conocer lo que nos depara este futuro tecnológico que tanto afecta y modifica nuestras vidas.

jueves, 15 de abril de 2010

Los impresentables de siempre


Creo que todos vieron la imagen de esa impresentable estudiante parada sobre el escritorio del rector de la UBA durante la ceremonia de la asunción de Hallú.

Estas son las actitudes de grupos de izquierda que reclaman democracia, pero ellos nunca la ejercen. La prepotencia, los pésimos modales y el insulto constante, son las cartas que utilizan aquellos que, cuando van a las urnas, tienen un porcentaje mínimo, menor que los votos en blanco.

Es lastimoso que nuestra principal Universidad, que es gratuita, siga desperdiciando su tiempo y presupuesto en gente que, cuando comience a trabajar, tendrán que aceptar que la realidad de la vida es otra.

No lo defiendo a Hallú, porque tampoco es santo de mi devoción, pero al menos, hay que proteger su investidura de rector.

miércoles, 14 de abril de 2010

Hay que usar el cinturón en el auto

Spot de una ONG inglesa que busca sensibilizar sobre el uso del cinturón de seguridad. En menos de tres semanas lo vieron más de 2 millones de personas. "Una pieza extraordinaria", dicen los publicistas.

jueves, 8 de abril de 2010

La verdad de Hilda


Perfil acaba de publicar este artículo "Hilda Molina cuenta su verdad: Fidel me presentaba como su mascota" con un aviso que la historia seguirá mañana.

Hace bastante tiempo que la Dra Molina bajó su blog, quizá porque se encuentra en nuestro país. No pude encontrar nada que explicara el motivo.

El libro que está publicitando seguramente va a ser denostado por la progresía que aún considera la Revolución Cubana, como una acción romántica, sin darse cuenta que los resultados fueron nefastos para el pueblo cubano y su país.

El destino final está claro y los actuales responsables de administrar la isla, solamente están tratando de parar el sol con un colador. Es comprensible que no quieran cambios, porque no saben a donde pueden llegar a parar sus huesos y además, estarían reconociendo que todo el esfuerzo de tantos años, no sirvió para nada.

martes, 6 de abril de 2010

Ilusión óptica de Boudou: no suben los precios, el BCRA deprecia el peso


Tengo muy poco tiempo para leer y mucho menos para escribir. De todas formas, no puedo dejar de aconsejar la lectura de la columna de Don Cacha de este lunes.

Realmente, cuando escucho a los funcionarios de turno, defender lo que creo indefendible sinceramente pienso que estamos mal. A pesar de ello, nuestra reina sigue afirmando que hay otro país, que para ella no es el virtual, en donde Disneylandia aparece como una villa si lo comparamos con "su" Argentina.

Finalizo con el último párrafo del artículo:
En síntesis, cuando uno ve que el tesoro tiene déficit fiscal, que el BCRA emite a marcha forzada y que, frente al desborde inflacionario, vuelven los mismos argumentos que usaban los gobernantes que nos condujeron al Rodrigazo, la megainflación y la hiperinflación, cuando hablaban de agio y especulación y ahora, más modernos, dicen pícaros empresarios, tensión en los precios, problema de oferta de bienes, etc., decía, cuando uno ve como se repite la misma película, ya sabe cuál será el final. Y, lamentablemente, el final de las experiencias anteriores que ahora reedita el matrimonio, no será un final muy feliz.

sábado, 3 de abril de 2010

2 de abril


Hace 28 años, un 2 de abril, me encontraba en Puerto Argentino participando de la recuperación de nuestras islas, que llevó, finalmente, a la guerra con el Reino Unido.

Mi recuerdo y reconocimiento a todos mis camaradas fallecidos en este conflicto y sus familiares. Ellos son los verdaderos héroes de esta historia.

Pareciera que hoy, muchos se dedican a realizar denuncias y ensuciar a muchos buenos soldados, mientras dejan en el olvido a aquellos que fueron y serán grandes. Debemos rescatar y dar a conocer los numerosos actos de heroísmo y valentía de nuestra gente, que conviven con nosotros en forma silenciosa.

Como una forma de homenajear a todos ellos, aquí va una historia poca conocida:

La silenciada proeza del cabo Baruzzo

De todos los suboficiales de Ejército que estuvieron en Malvinas, solo dos recibieron la máxima distinción a que puede aspirar un hombre de armas argentino: la Cruz al Heroico Valor en Combate.

Uno, el Sargento primero Mateo Sbert, muerto en el combate de Top Malo House. El jefe de su sección, Capitán José Vercesi, se ha encargado de que su historia se haya publicado en la revista “Soldados” y en general tuviera cierta divulgación. (Aunque, claro, muy por debajo de la que amerita a nivel nacional).

El otro, sigue siendo un perfecto desconocido, aún para muchos estudiosos del tema Malvinas. Si uno quiere averiguar por qué le fue conferido tan alto galardón, no se va a enterar ni googleándolo. Se trata del cabo Roberto Baruzzo del Regimiento 12 de Infantería de Mercedes. Y vaya si su historia, de ribetes cinematográficos, vale la pena ser contada!


Tuve el honor de conocer a Baruzzo, oriundo del pueblo de Riachuelo, Corrientes, en el 2009, cuando el Centro de Ex-Combatientes de esa provincia me invitó a dar allí una charla. Descubrí a un hombre de rostro aniñado, sin ínfula alguna, de perfil muy bajo, puro y transparente hasta rayar en la ingenuidad.

Su unidad había sido ubicada primero en el Monte Kent, para después ser enviada a Darwin. Pero una sección compuesta mayormente de personal de cuadros, con Baruzzo incluido, se quedó en la zona, al mando del teniente primero Gorriti.
En los días previos al ataque contra Monte London, los bombardeos ingleses sobre esa área se habían intensificado. El mismo Baruzzo fue herido en la mano por una esquirla. En una de las noches, el cabo oyó gritos desgarradores. A pesar del cañoneo, salió de su pozo de zorro y encontró a un soldado con la pierna destrozada por el fuego naval enemigo. Sin titubear, dejó su fusil y cargó al herido hasta el puesto de enfermería, tratando de evitar que se desangrara.
Lo peor aún estaba por venir.


En la noche del 10 al 11 de junio, estuve observando desde Puerto Argentino el espectáculo fantasmagórico que ofrecía la ofensiva británica. En medio de un estruendo ensordecedor, los montes aledaños eran cruzados por una miríada de proyectiles trazantes e intermitentemente iluminados por bengalas. Se me estremecía el alma de imaginar que allí, en esos momentos, estaban matando y muriendo muchos bravos soldados argentinos.


Allí, en medio del fragor, la sección de Baruzzo ya se había replegado hacia el Monte Harriet, sobre el cual los ingleses estaban realizando una acción envolvente. Varios grupos de soldados del 12 y del Regimiento 4 quedaron aislados. El teniente primero Jorge Echeverría, un oficial de Inteligencia de esta última unidad, los agrupa y encabeza la resistencia, Baruzzo se suma a ellos y ve a al oficial parapetado detrás de una roca, disparando su FAL.


Baruzzo despoja a uno de los caídos británicos de su visor nocturno. “Ahora la diferencia en recursos ya no será tan despareja”, piensa. Con el visor va ubicando las cabezas de los ingleses que asoman detrás de las rocas, y tanto Baruzzo, como su jefe afinan la puntería. Los soldados de Su Majestad, por su parte, los rocían de plomo e insultos.


Las trazantes pegan a centímetros del cuerpo del oficial, hasta que finalmente este es herido en la pierna y cae en un claro, ya fuera de la protección de la roca. Cuando Baruzzo se le quiere acercar, un inglés surge de la oscuridad y le tira al cabo. Yerra el primer disparo, aunque la bala pega muy cerca, pero antes de que pueda efectuar el segundo, Echeverría, disparando desde el suelo, lo abate. Otro inglés le tira a Echeverría, pero Baruzzo lo mata de un certero disparo. Cerca de ellos, el conscripto Gorosito pelea como un león. Los adversarios están a apenas siete u ocho metros uno del otro y sólo pueden verse las siluetas en los breves momentos en que alguna bengala ilumina la zona.


Echeverría está sangrando profusamente: tiene tres balazos en la pierna. El joven cabo – de apenas 22 años – con el cordón de la chaquetilla del oficial, le hace un torniquete en el muslo. La pierna de Echeverría parece teñida de negro y también luce negra la nieve a su alrededor. El teniente primero dice empero que no siente nada, solo frío. Baruzzo trata de moverlo. Echeverría se levanta y empiezan a caminar por un desfiladero, mientras a su alrededor siguen impactando las trazantes. De repente, de atrás de un peñasco, entre la neblina y las bengalas, surge la silueta de un inglés, quien dispara, y le da de lleno a Echeverría. Baruzzo contesta el fuego y el atacante se desploma muerto.

Esta vez Echeverría había sido herido en el hombro y el brazo: una sola bala le causo dos orificios de entrada y dos de salida. El teniente primero cae boca abajo y Baruzzo ve que le está brotando sangre por el cuello. “Se me está desangrando!”, se desespera el cabo.


Aún hoy, el suboficial no puede hablar de su jefe sin emocionarse:

“El es uno de mis más grandes orgullos. Un hombre de un coraje impresionante. Allí, con cinco heridas de bala, estaba íntegro, tenía una tranquilidad increíble, una gran paz. Con total naturalidad, me ordenó que yo me retirara, que lo dejara morir allí, que salvara mi vida. Me eché a llorar. Como iba a hacer eso? Yo no soy de abandonar! Y encima a este hombre, que era mi ejemplo de valentía! Tenía conmigo intacta la petaquita de whisky que la superioridad nos había dado junto a un cigarrillo; es que yo no bebo ni fumo. Y le di de tomar. “Eso si que está bueno¨, me comentó. En cierto momento, no me hablaba más, había perdido el conocimiento. La forma en que sangraba, era una guarangada. Lo cubrí, lo agarré de la chaquetilla y empecé a arrastrarlo”.

Súbitamente, Baruzzo se vio rodeado por una sección de Royal Marines del Batallón 42. Sin amilanarse, desenvainó su cuchillo de combate, pero uno de los ingleses con el caño de su fusil le pegó un ligero golpe en la mano, como señalándole que ya todo había terminado. Baruzzo, cubierto de pies a cabeza con la sangre de Echeverría, dejó caer el arma, Y el mismo soldado enemigo lo abrazó con fuerza, fraternalmente. “Eran unos señores”, me comenta el cabo.

Al amanecer, al ver que no tenía heridas graves, sus captores le ordenaron que, con otros argentinos, se dedicara a recoger heridos y muertos. “Yo personalmente junté 5 ó 6 cadáveres enemigos”, me cuenta Baruzzo. “Pero en internet los ingleses dicen que en ese combate sólo tuvieron una baja!”

Echeverría fue helitransportado por los británicos al buque hospital “Uganda”, sobrevivió, recibió del Ejército Argentino la medalla al Valor en Combate y hoy vive con su mujer y dos hijas en Tucumán (la menor tenía dos añitos en el 82).


Baruzzo también tiene dos hijas, a las que bautizó Malvina Soledad y Mariana Noemí, y vive en su Corrientes natal. En su pago chico ha tenido un par de halagos que merecía: hay una calle con su nombre y hasta le fue erigido un busto en vida. Pero aún así, nadie repara en su existencia, ni conoce su proeza.


Poco después de la guerra, el 15 de noviembre del 82, Baruzzo recibió una carta del teniente primero, donde este le agradece su “resolución generosa y desinteresada, su sentido del deber hasta el final, cuando otros pensaron en su seguridad personal. Toda esa valentía de los “changos”, son suficiente motivo para encontrar a Dios y agradecerle esos últimos momentos. Pero, así Él lo decidió, guardándome esta vida que Usted supo alentar con sus auxilios”.


El oficial le cuenta que lo ha propuesto para la máxima condecoración al valor y le manifiesta su “alegría de haber encontrado un joven suboficial que definió el carácter y el temple de aquellos que forman Nuestro Glorioso Ejercito, y de los cuales tanto necesitamos”.


Personalmente, Baruzzo volvió a encontrarse con Echeverría recién 24 años después de aquella terrible noche. Ambos lloraron, el oficial le mostró sus heridas, dijo que el cabo había sido su ángel de la guardia, y le regaló una plaquetita, con la inscripción: “Estos últimos 24 años de mi vida testimonian tu valentía”. También le contó que en el buque-hospital los médicos británicos dejaron que le siguiera manando sangre un buen rato, para que así se lavara el fósforo de las balas trazantes.


“You have very good soldiers” (“Usted tiene muy buenos soldados”), le espetaron los militares ingleses al ensangrentado teniente primero.

Un reconocimiento que la sociedad argentina, en pleno, aún le debe a Echeverría, a Baruzzo, a Gorosito, a Pinzos y a tantos otros callados y acallados héroes de Malvinas.