Los imberbes no se fueron

Cuando nuestra reina y su grupo desembarcaron en Angola, entre otras noticias, apareció una foto de un militante K, rodeado de niños angoleños, mostrando unas medias con la leyenda "Clarín miente".

Luego nos enteramos que este personaje se llama Mauricio Benitez. Basta leer un post que escribió (la foto que generó tanta polémica surgió de este sitio) sobre su arribo a Africa, para darse cuenta de cómo piensa políticamente. Eso no significa que esté mal. Tampoco que esté bien. Simplemente lo destaco, para saber con quién tratamos.

Por supuesto que, a partir de la difusión de esta imagen de dudoso gusto (como señaló Lanata "le entregan medias a chicos que andan descalzos" y "ahora están esperando que la ONG "Clarín miente", les entregue zapatillas") y fuera de contexto, al militante Maurcio lo molieron a palos vía medios de comunicación.

Nobelza obliga, el pibe salió a pedir disculpas diciendo, como si fuera una clonación de "El Diego " "Pido disculpas por la imagen publicada. Pido disculpas a la inmensa cantidad de gente que perjudiqué con esa foto. A mi familia, a mis amigos, a mis compañeros, a los míos. Pega muy fuerte Clarín y duele, duele mucho. Yo soy el único responsable de todo. La culpa es mía, nadie me obligó a nada, nadie me usó. Yo me equivoqué y pagué, pero la militancia no, la militancia no se mancha"

Todo esto no deja de ser parte del folklore kircherista que ya nos tiene acostumbrados. Sin embargo, ahora me acabo de enterar que Don Mauricio -que no es Macri- tiene tatuado en su brazo izquierdo (porque la derecha es mala palabra) el escudo de Montoneros.

Al principio me pareció una foto trucada para tirarle más bosta a este personaje, pero no. Encontré en internet algo un poco más agraviante que muestro con dolor

La foto de su brazo frente a lo que supongo es, la sepultura del General Aramburu, haciendo con su mano la silueta de un revolver. A la derecha, el texto de facebook en donde dice que el tatuaje es verdadero.

Este impresentable, quizá le lavaron la cabeza y le contaron una parte romántica de los terroristas Montoneros, si es que hay algo romántico en ello. Que no leyó nada y no hablo de los diarios de ese momento, sino lo que ex integrantes escribieron en sus libros. Que no solo se grabó en su cuerpo la insignia de asesinos y secuestradores, que atentaron y pusieron bombas durante un gobierno democrático, tiene la cobardía de lucir ese escudo nefasto frente al nombre de una persona que puede ser discutida, pero que tuvo la valentía de hacerse atar los cordones de sus zapatos antes que lo fusilaran -con lo cual, su asesino tuvo que  arrodillarse ante él- mientras aguardaba su destino.


Perón los llamó "imberbes" y los hechó de la Plaza de Mayo. Lamentablemente cuarenta años después, los imberbes están volviendo.