sábado, 19 de febrero de 2011

Mis vacaciones - final


El clima, este año, al menos mientras estuve en la playa, fue muy benigno y se apiadó de los mortales que disfrutábamos de la arena y el mar.

Por lo tanto, hubo mucha caminata en la costa que uno aprovecha para ver y pensar.

No si le pasa lo mismo, cuando camino y veo a la gente que está descansando, tomando sol o simplemente haciendo lo mismo que uno, trato de imaginarme quien es esa persona y que trabajo realiza. Es una forma casi estúpida de hacer pasar el tiempo entre pisada y pisada. Claro que, es un simple acto de adivinanza que nunca tiene respuesta.

Sin embargo, son las mujeres que los acompañan quienes dan las mejores pistas detectivescas. Las mallas que usan, los adornos que las acompañan o simplemente el trabajo de estiramiento de cara y, por supuesto, la obra maestra: las lolas. Fue realmente lo que más me sorprendió: la cantidad de mujeres operadas. Ahora comprendo porqué los cirujanos plásticos que conozco son los nuevos ricos de este mundo.

Pero, dejando de lado todo este asunto que importa unicamente a sus propios protagonistas, quisiera dejar algunos apuntes de nuestro comportamiento durante estos días de vacaciones. Por ejemplo, la utilización de la playa como un anexo a nuestra vida. Con una playa muy reducida por la marea, gente jugando al fútbol o las "bochas playeras" con los discos de madera. El resto de los paseantes a joderse. Sin embargo, lo que puede resultar en una pelea callejera en algún cruce transitado de Buenos Aires, el verano lo puede todo y nadie dice ni hace nada.

Otra cosa que nunca falta, son los amigos playeros, que uno comienza a frecuentar en la playa, porque siempre paramos en el mismo lugar, o en las carpas, para aquellos que disfrutan de guardarse en esos conventillos veraniegos. Gente que nunca antes vimos y que tampoco volveremos a ver, pero que, durante esos días, conversamos de todo como si fuésemos hermanos de toda la vida y de la misma madre.

Quizá uno de los aspectos negativos, sea la falta de cumplimiento de las normas esenciales de convivencia. El tránsito es un caos y los lugares de estacionamiento de los autos, son tan disparatados e invasivos, que siempre que abría la puerta del baño, temía encontrarmeel baúl o la trompa de un vehículo con el parasol de cartón colocado. Pero quizá, lo peor de todo, es el uso indiscriminado de los cuatriciclos, con sus caños de escape libre, en cualquier lugar y horario. Debo confesarme públicamente: los llegué a odiar firmemente a partir del segundo día que no me dejaron dormir la siesta.

Casi al mismo nivel de odio, se ubicó el avión que todos los días y en horarios poco felices, pasaba con altavoces haciendo publicidad de no se que cosas. Me preguntaba, y los ambientalistas, ¿también estaban de vacaciones?

Todo esto no logró empañar el descanso, la buena comida y bebida, los amigos y largos asados que tuvimos. Fueron unas excelentes vacaciones que ya quisiera repetir.

Espero que Ud. también haya podido hacer su descarga a tierra y recargar baterías. Este año será complicado para todos y tendremos que tener la fuerza para soportar muchas cosas.

Tenga en cuenta que los políticos también salieron de vacaciones y juntaron fuerza...

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