La verdad es que estoy preocupado por la situación política y económica del país.
La coyuntura internacional es mala. Países del mundo desarrollado tocaron fondo o están por hacerlo. Todo está parado. Nadie compra. Sesación de pagos. Un panorama por cierto negro.
En Argentina la situación está agravada por el gobierno (o debería decir desgobierno) que supimos elegir.
Hoy domingo, la mayoría de los medios gráficos, dedican sus editoriales a dos temas: el blanqueo de dinero y la crisis económica que ya está aquí. Las olas del Tsunami que nunca habrían de llegar a nuestras costas, según lo que manifestó nuestra presidente en los Estados Unidos ("No hay ningún plan B, porque el plan A esta en marcha y da muy buenos resultados. El superávit fiscal primario es una bandera innegociable de este Gobierno y lo va a seguir siendo", insistió para dejar clara su posición, en el momento más tenso de su disertación. Y, refiriéndose a los Estados Unidos, agregó: "El plan B lo necesitan Ustedes".) ya comenzó a salpicar y ¡de que manera! Los medios lo están anunciando a diario: suspensiones de personal; adelantos de vacaciones; producción parada medida en días o semana; caída del consumo; taxis que dejan de circular; menos gente en la calle, cines, teatros, restaurantes; menos turista; las reservas para el verano en Mar del Plata llegan al 30% y podemos seguir.
La realidad indica que las empresas exportadoras están mal. Tienen stock pero nadie hace pedidos. Están entrando en la grave espiral de sesación de pagos, paso inicial al concurso de acreedores o quiebra. Mas gente en la calle.
El campo, principal motor que mueve la economía nacional, está más cerca del chaleco de fuerza y su muerte que para otra cosa. La seguía y disminución de la superficie sembrada, ya están cobrando sus primeras víctimas.
Pero, aquí hacemos todo al revés. En lugar de abrir las exportaciones, las cerramos o limitamos. Aumentamos los impuestos, porque el fisco no tiene dinero. Mantenemos la Emergencia Económica y el Impuesto al Cheque. Saqueamos las AFJP. Dibujamos los números de la inflación y la actividad económica en general. El Congreso es un reservorio de mansas ovejas. Establecemos un blanqueo para el ingreso de fondos, que permitirá un lavado de dinero nunca visto en un país serio y la caída de los juicios por causas tributarias. Puedo seguir, pero la verdad, es seguir destilando veneno sin un resultado positivo. Y la gente de a pie, mientras tanto, trata de sobrevivir.
Veo un panorama negro a muy corto plazo y una falta de gerenciamiento que pueda hacer frente a lo que se viene.
Pero no importa. Mientras tengamos algunos medios de comunicación al lado; alguna guardería para inaugurar; un viajecito por el exterior; una cartera o modelo nuevo para estrenar y alguien a quién culpar de nuestros males, todo estará bien, en el Circo K.
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