Sigo leyendo artículos relacionados con la propuesta de ley que busca gravar a los productos electrónicos que se importan o se fabrican en el país, con excepción de Tierra del Fuego. Afirman que si aprueban este proyecto los teléfonos celulares y equipos tecnológicos de uso masivo sufrirán un aumento del 34%. Sólo quedarán afuera, aquellos que se ensamblen en Tierra del Fuego.
Un verdadero disparte, que solamente favorecerá a un par de empresas, algunos cientos de empleados de la Isla y joderá a millones de argentinos, como ud. o como yo, que volveremos, como si fuera una máquina del tiempo, a épocas pasadas y que sinceramente pensaba que nunca más retornaría.
El presidente de la Cámara de Informática y Telecomunicaciones de la República Argentina (CICOMRA), Norberto Capellán afirmó que se perdería 180.000 puestos de trabajo si esto saliera adelante.
Me hace acordar a aquella época en que se fabricaban televisores color (en realidad se ensamblaban) en la Isla y si uno quería comprar otra cosa, no podía. Esta política del absurdo sigue sumando voluntades políticas de aquellos que solamente ven sus intereses personales en detrimento del bienenestar general.
Ahora resulta que el celular y lo que usamos diariamente en materia tecnológica son materiales suntuosos. ¡Increíble, no!?
¡Como me gusta este progresismo de cuarta!
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