Cada vez que tengo que dar una clase, un curso o una
conferencia siempre recuerdo una frase de Francisco Valsecchi, mi
profesor de microeconomía en la UCA. Decía el ya experimentado profesor:
los profesores jóvenes enseñan más de lo que saben. Los profesores no
tan jóvenes enseñan lo que saben y los profesores viejos enseñan lo que
tienen que enseñar.
Se me ocurrió usar esta frase de un sabio profesor y
economista de la siguiente forma: los soberbios e ignorantes hablan más
de lo que saben. Los más ubicados hablan de lo que saben y los humildes e
inteligentes solo hablan lo que tienen que hablar.
Cualquier colega economista sabe que, cuando da una
conferencia, no debe usar más de una hora de exposición como máximo
porque la gente tiene un límite en la atención. Luego pueden venir las
preguntas. Los que ejercemos la docencia y damos cursos también sabemos
que 45 minutos es el máximo de atención que uno puede captar del alumno.
Luego puede venir la interactividad, el intercambio de ideas, pero ni
las clases magistrales llegan a durar tres horas. Y estoy hablando de
grandes catedráticos con una muy amplia formación y amplísima lectura.
Mi impresión es que la Presidenta abusó de estadísticas, de dudosa calidad, para impresionar al auditorio
Si
uno habla más de tres horas seguidas tirando datos continuamente, de
más que dudosa procedencia y seriedad, lo que intenta es apabullar a la
gente con números, pero no con ideas. Con razonamientos hilados que
demuestren que se conoce del tema. Tirar muchos números sin explicar
causas y efectos en forma detallas, es arrojar una cortina de humo para
esconder las propias limitaciones.
El discurso de la presidenta Cristina Kirchner estuvo
plagado de estadísticas. Ese despliegue de cifras dejó al descubierto
dos cosas: 1) que la Presidenta repite los números pero sin saber muy
bien de qué está hablando y 2) el uso de las estadísticas muestra
desconocimiento de las mismas o mala fe cuando se las usa.
¿Por qué digo que repite los datos sin conocer bien qué
está diciendo? Porque por momentos confundía simples índices con
porcentajes. Una cosa es construir un índice de algo, producción
industrial o lo que sea y otra son las variaciones porcentuales de esos
índices. Esa diferencia entre un número índice y las variaciones no las
supo distinguir en varios pasajes de su extenso discurso.
¿Por qué mostró desconocimiento de las estadísticas o
mala fe en la forma de presentarlas? Porque nadie puede dar, por
ejemplo, porcentajes de aumento de la recaudación impositiva en valores
corrientes sabiendo la existencia de una inflación galopante. Lo
correcto es dar los incrementos de la recaudación en valores constantes,
algo que no hizo la Presidenta.
Mi impresión es que la Presidenta abusó de estadísticas,
de dudosa calidad, para impresionar al auditorio, pero no fue capaz de
explicar el proceso económico que, según ella, lleva al éxito del
modelo. Si uno dice que la gente hoy consume un 30% más que un año
atrás, el dato es importante, pero más importante es explicar cómo se
logró ese aumento del consumo.
Justamente lo que no dijo la Presidenta es que el auge
de consumo es artificial y está basado entre otras causas, en el consumo
de stock de capital. Por ejemplo, la política ganadera permitió que la
gente comiera más carne y el consumo llegara a más de 70 kilos por
habitante por año. Pero ese gran consumo de carne fue a costas de
consumirse 15 millones de cabezas de ganado. Se consumió el stock
ganadero por efecto de populismo. Por eso hoy la gente puede comer menos
carne y el consumo cayó a 55 kilos por habitante por año.
Justamente lo que no dijo la Presidenta es que el auge de consumo es artificial
La
Presidenta se queja del aumento de importaciones de combustibles, pero
no dice que su gobierno y el de su marido mantuvieron artificialmente
bajas las tarifas de la energía, incentivando un consumo artificial de
la misma, consumiéndose el stock de capital en reservas de gas y
petróleo. Para sostener el consumo de energía hubo que aumentar un 110%
las importaciones de energía para sostener un sistema energético que
agoniza. Una vez más, la presentación de este tema muestra ignorancia
sobre lo que se está hablando o una simple mentira para quitarse la
responsabilidad del destrozo que cometieron en ese sector y muchos
otros.
Cristina Kirchner dio datos de inversión sobre el
Producto Bruto Interno, el PBI que calcula el poco confiable Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), de manera que el porcentaje
es más que dudoso. Pero dejemos de lado la fuente. Lo que no dijo
Cristina Kirchner es que desde que ellos llegaron al Gobierno se fugaron
del país más de U$S 80.000 millones por falta de previsibilidad en las
reglas de juego y falta de respeto por los derechos de propiedad.
¿Cuántas inversiones y puestos de trabajo se perdieron por generar
incertidumbre que llevaran a semejante fuga de capitales? ¿Se preguntó
alguna vez la Presidenta cuántos puestos de trabajo dejaron de crearse
por generar esa fuga de capitales por la falta de seguridad jurídica?
Habló de que no se invirtió más porque hubo que pagar el
BODEN, pero no dijo que su gobierno hizo uno de los default más grandes
de la historia al confiscar los ahorros que teníamos en las AFJP,
ahorros que en su mayoría estaban en bonos del Gobierno. Si no hubiesen
confiscado esos ahorros tendrían que haber pagado el principal al
vencimiento. Como esos bonos fueron a parar a la Anses, al vencimiento
le cambian un papel por otro. Así de fácil. Confiscaron los ahorros de
la gente para no pagar la deuda y, además, apropiarse del flujo mensual
de aportes.
Si el modelo es tan exitoso y genera tantas inversiones,
¿por qué tuvieron que frenar la fuga de capitales con mecanismos tipo
KGB? ¿Por qué paralizaron las importaciones al punto que están generando
serios problemas en el sistema productivo?
Tampoco dijo la Presidenta que el BCRA está siendo
vaciado por el tesoro. No dijo que las reservas del BCRA solo cubren el
87% de la base monetaria y que ya no hay más reservas de libre
disponibilidad. Y si hacemos la cuenta con las reservas propias del
Central la situación es mucho más complicada.
No aclaró que en enero del 2010, cuando quiso apropiarse
de las reservas del Central porque ya tenía serios problemas fiscales,
el Central tenía $ 36.000 millones en letras intransferibles del tesoro,
y al 23 de febrero el BCRA cargaba en su activo con U$S 112.037
millones de estas letras que tienen un valor de mercado igual a cero.
Siendo que el patrimonio neto que declara el Central es de U$S 42.000
millones, hasta el contador más despistado se da cuenta que el Central
tiene un patrimonio neto negativo de $ 70.000 millones. Si la política
de desendeudamiento es a costa de quebrar el BCRA, la verdad es que las
virtudes del modelo son más que curiosas.
Tampoco dijo la Presidenta que el BCRA está siendo vaciado por el tesoro
Podría
seguir con datos, al igual que Cristina Kirchner, diciendo que, por
ejemplo, hasta el mismísimo Indec acaba de publicar los datos de
producción industrial de enero en que se observa, no ya una
desaceleración de la actividad, sino una caída del 1,5% con relación a
diciembre en términos desestacionalizados.
Como dice Mancur Olson: hoy día se dispone de tal
herramental estadístico, matemático y econométrico, que uno puede
torturar las estadísticas hasta que confiesen lo que queremos. Eso hizo
la Presidenta en buena parte de su discurso. Torturar las estadísticas
para que confiesen que el modelo es maravilloso, por más que la realidad
marque un serio problema fiscal, inflacionario, distorsión de precios
relativos y de sector externo.
Pero lo más grave no es que durante más de tres horas
haya torturado las estadísticas para que confiesen que el modelo es
maravilloso. Tampoco es tan grave que ni ella entendiera el tsunami de
datos que daba en su discurso. Lo más grave es que todavía no pudo
explicar en qué consiste el famoso modelo.
Hablar tres horas seguidas sin dar a conocer cuáles son
las políticas públicas de largo plazo que se van a aplicar y cuál es la
explicación racional de esas medidas, demuestra que el Gobierno no tiene
la más mínima idea de cuál es el rumbo económico que vamos a seguir.
Sólo sabemos que, por ahora, seguirá la misma estrategia: cada mañana
Moreno se levantará pensando como arreglará el lío que armó el día
anterior. Porque el populismo es así, una medida populista lleva a otra
medida populista para "corregir" la anterior hasta que terminan
asfixiando la economía. Y esa asfixia se produce por más que torturen
las estadísticas para esconder la incapacidad que están demostrando para
salir del lío que ella misma heredó de su anterior Gobierno y del de
Néstor Kirchne
Roberto Cachanosky