En la calurosa tarde formoseña del domingo 5 de octubre de 1975, se iniciaba una traición.
Los conscriptos del Regimiento 29 volvían a sus barracas luego de un partido de fútbol. Eran jóvenes de no más de 20 años que se hallaban realizando el Servicio Militar Obligatorio en cumplimiento de una ley de la Nación.
Algunos de ellos tenían un buen nivel de instrucción formal, como el santafesino Luis Roberto Mayol.
Mayol venía de una familia acomodada, y estudiaba Derecho; otros, como el “Negro” Luna, en cambio, estaban aprendiendo a leer y escribir en el cuartel.
Pero en esa tarde agobiante del domingo 5 de octubre, todos, los acomodados y los humildes, usaban el mismo uniforme que los convertía en camaradas. Y todos estaban bajo la misma bandera que los hermanaba.
Mientras iban para las duchas, seguían con las “cargadas” por el resultado del partido. Solo uno de ellos no reía.
El sabía que aquel era el día elegido por el grupo terrorista “Montoneros” para llevar a cabo un espectacular golpe contra el Ejército Argentino, con la intención de intimidar al gobierno constitucional de Isabel Perón.
Isabel estaba completando el mandato del fallecido Juan Domingo Perón, con quien integró la fórmula presidencial electa en 1973 con el 62 % de los votos.
Además del hecho propagandístico, los terroristas se proponían dotarse de cuantas armas pudieran tomar del cuartel del Regimiento. Montoneros habían apostado fuerte a esta operación, que denominaron “Primicia”: habían comprometido un centenar de efectivos fuertemente pertrechados, llevando ametralladoras, fusiles FAL con 5 cargadores por hombre, escopetas recortadas, granadas, minas vietnamitas y equipos de comunicación portátiles.
Vestían uniformes azules y contaban con una muda de ropa civil y documentos falsos. Para desplazarse disponían de 11 vehículos y una avioneta.
La operación, minuciosamente planeada, establecía un asalto simultáneo al Regimiento y al aeropuerto “El Pacú” de Formosa, cuyo control era vital para la posterior evasión de los terroristas, escape que se realizaría con un Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas desviado de su ruta original Buenos Aires-Posadas. La irrupción al cuartel se efectuaría mediante un ataque a la Guardia y una penetración por el área posterior de la unidad.
En cuanto a la inteligencia previa, Montoneros tenían “ojos” dentro del cuartel
Mientras algunos conscriptos dormían y otros se encontraban en las duchas, el santafesino Luis Roberto Mayol -famoso por sus bromas- le arrebató el fusil a su compañero del Puesto de Guardia Nº 2 y abrió los portones para permitir el ingreso de 5 camionetas que transportaban unos treinta terroristas fuertemente armados.
El primer vehículo se dirigió al Puesto de Guardia Nº 1, cerca de la Guardia Central, donde el sargento Víctor Sanabria estaba intentando operar una radio, y al descubrirlo, lo mataron para cortar toda comunicación con el exterior.
Simultáneamente, otro pelotón de terroristas Montoneros, entró al dormitorio de la Guardia y mató a 5 soldados que se hallaban durmiendo. Otros conscriptos murieron en las duchas, alcanzados por las granadas arrojadas desde las ventanas del baño.
Conducidos por el conscripto entregador Luis Roberto Mayol, los terroristas sabían muy bien dónde se hallaban los depósitos de armas y de municiones.
Cuando se acercó un subteniente que había oído los disparos, Mayol le apuntó con su FAL, pero el arma se trabó y el oficial logró abatir al traidor.
El “Negro” Luna se hallaba de guardia en la Compañía Comando, cuando de repente 5 terroristas saltaron de una de las camionetas y lo encararon.“¡Rendite, negro, que con vos no es la cosa!”, le increparon.”¡ACA NO SE RINDE NADIE, MIERDA !!!!
“Hermindo Luna, Fusil en mano, mientras intentaba replegarse sobre el fondo de la Compañía, les diò tiempo a sus camaradas para reaccionar. Tuvo lugar un intercambio de disparos hasta que fue alcanzado por una ametralladora desde una de las ventanas del baño. La tenaz resistencia presentada por los “colimbas” sorprendió a los Terroristas, que esperaban encontrarse con “provincianos adolescentes más interesados en levantar los brazos que en responder con balas”, tal como escribiera luego uno de ellos. Luego de un par de horas de feroces combates, los Montoneros debieron retirarse, sin poder llevar todas las armas que habían planeado, aunque lograron hacerse de 18 fusiles FAL.
Los Montoneros dejaron un total de 16 muertos en el cuartel, incluyendo al soldado entregador.
Y los Montoneros mataron aquél día al Subteniente Ricardo Massaferro y al Sargento Víctor Sanabria.
Y fusilaron sin compasión a diez soldados de entre 19 y 20 años. Unos dormían. Otros se estaban duchando. Hermindo Luna, el más humilde de todos, les hizo frente.
Los soldados muertos aquél domingo 5 de octubre de 1. 975 fueron: Conscripto Antonio Arrieta, Conscripto Heriberto Ávalos, Conscripto José Coronel, Conscripto Dante Salvatierra, Conscripto Ismael Sánchez, Conscripto Tomás Sánchez, Conscripto Edmundo Sosa, Conscripto Marcelino Torantes, Conscripto Alberto Villalba, Conscripto Hermindo Luna.
Por la memoria de ellos, el 5 de octubre es el DÍA NACIONAL DE HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS del terrorismo de Argentina.
Hermindo Luna tenía 20 años y era hijo único. Había entrado al Servicio Militar sin siquiera saber leer ni escribir, porque este tape gaucho sólo sabía del monte y de hachar quebracho al sol con 40 grados de calor. No sabía nada de Marx ni de Lenin, ni de la “lucha de clases” o la “plusvalía”. Curiosamente, sí lo sabía Mayol, el solado de clase acomodada que traicionó a sus compañeros y abrió las puertas del cuartel para que los mataran en las duchas. Es difícil comprender en nombre de qué luchaban estos asesinos.
El amor a su Patria y a su bandera le bastaron a Hermindo Luna aquella tarde para convertirse en Héroe.
Los padres de Hermindo Luna, fueron a retirar el cuerpo del Héroe, vestidos de luto, y descalzos, porque eran gente muy humilde de un paraje del interior de Formosa.
No tenían nada, excepto a su hijo, y el hijo se les fue defendiendo a la Patria.
Nunca recibieron una condecoración póstuma. Nunca una indemnización.
Así era la Argentina profunda, sencilla y ancestral, que en el primer lustro de la década de 1970 se estaba defendiendo de la agresión armada de Bandas Terroristas apoyadas por Estados extranjeros. Se defendía del terrorismo de otro Estado.
Ironías de esta Argentina absurda, uno de los terroristas que entró aquél día a sangre y fuego al Regimiento de Formosa, Martín Gras, es hoy Subsecretario de promociones de derechos humanos. Es el segundo en la Secretaría de derechos humanos.
Ayer lunes 5 de octubre, como desde hace 4 años, se rindió homenaje a las más de 1. 500 Víctimas del terrorismo de Argentina.
Y se lo cuento yo, porque los terroristas de ayer están hoy en el gobierno… y es comprensible que les moleste esta MEMORIA.
Los conscriptos del Regimiento 29 volvían a sus barracas luego de un partido de fútbol. Eran jóvenes de no más de 20 años que se hallaban realizando el Servicio Militar Obligatorio en cumplimiento de una ley de la Nación.
Algunos de ellos tenían un buen nivel de instrucción formal, como el santafesino Luis Roberto Mayol.
Mayol venía de una familia acomodada, y estudiaba Derecho; otros, como el “Negro” Luna, en cambio, estaban aprendiendo a leer y escribir en el cuartel.
Pero en esa tarde agobiante del domingo 5 de octubre, todos, los acomodados y los humildes, usaban el mismo uniforme que los convertía en camaradas. Y todos estaban bajo la misma bandera que los hermanaba.
Mientras iban para las duchas, seguían con las “cargadas” por el resultado del partido. Solo uno de ellos no reía.
El sabía que aquel era el día elegido por el grupo terrorista “Montoneros” para llevar a cabo un espectacular golpe contra el Ejército Argentino, con la intención de intimidar al gobierno constitucional de Isabel Perón.
Isabel estaba completando el mandato del fallecido Juan Domingo Perón, con quien integró la fórmula presidencial electa en 1973 con el 62 % de los votos.
Además del hecho propagandístico, los terroristas se proponían dotarse de cuantas armas pudieran tomar del cuartel del Regimiento. Montoneros habían apostado fuerte a esta operación, que denominaron “Primicia”: habían comprometido un centenar de efectivos fuertemente pertrechados, llevando ametralladoras, fusiles FAL con 5 cargadores por hombre, escopetas recortadas, granadas, minas vietnamitas y equipos de comunicación portátiles.
Vestían uniformes azules y contaban con una muda de ropa civil y documentos falsos. Para desplazarse disponían de 11 vehículos y una avioneta.
La operación, minuciosamente planeada, establecía un asalto simultáneo al Regimiento y al aeropuerto “El Pacú” de Formosa, cuyo control era vital para la posterior evasión de los terroristas, escape que se realizaría con un Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas desviado de su ruta original Buenos Aires-Posadas. La irrupción al cuartel se efectuaría mediante un ataque a la Guardia y una penetración por el área posterior de la unidad.
En cuanto a la inteligencia previa, Montoneros tenían “ojos” dentro del cuartel
Mientras algunos conscriptos dormían y otros se encontraban en las duchas, el santafesino Luis Roberto Mayol -famoso por sus bromas- le arrebató el fusil a su compañero del Puesto de Guardia Nº 2 y abrió los portones para permitir el ingreso de 5 camionetas que transportaban unos treinta terroristas fuertemente armados.
El primer vehículo se dirigió al Puesto de Guardia Nº 1, cerca de la Guardia Central, donde el sargento Víctor Sanabria estaba intentando operar una radio, y al descubrirlo, lo mataron para cortar toda comunicación con el exterior.
Simultáneamente, otro pelotón de terroristas Montoneros, entró al dormitorio de la Guardia y mató a 5 soldados que se hallaban durmiendo. Otros conscriptos murieron en las duchas, alcanzados por las granadas arrojadas desde las ventanas del baño.
Conducidos por el conscripto entregador Luis Roberto Mayol, los terroristas sabían muy bien dónde se hallaban los depósitos de armas y de municiones.
Cuando se acercó un subteniente que había oído los disparos, Mayol le apuntó con su FAL, pero el arma se trabó y el oficial logró abatir al traidor.
El “Negro” Luna se hallaba de guardia en la Compañía Comando, cuando de repente 5 terroristas saltaron de una de las camionetas y lo encararon.“¡Rendite, negro, que con vos no es la cosa!”, le increparon.”¡ACA NO SE RINDE NADIE, MIERDA !!!!
“Hermindo Luna, Fusil en mano, mientras intentaba replegarse sobre el fondo de la Compañía, les diò tiempo a sus camaradas para reaccionar. Tuvo lugar un intercambio de disparos hasta que fue alcanzado por una ametralladora desde una de las ventanas del baño. La tenaz resistencia presentada por los “colimbas” sorprendió a los Terroristas, que esperaban encontrarse con “provincianos adolescentes más interesados en levantar los brazos que en responder con balas”, tal como escribiera luego uno de ellos. Luego de un par de horas de feroces combates, los Montoneros debieron retirarse, sin poder llevar todas las armas que habían planeado, aunque lograron hacerse de 18 fusiles FAL.
Los Montoneros dejaron un total de 16 muertos en el cuartel, incluyendo al soldado entregador.
Y los Montoneros mataron aquél día al Subteniente Ricardo Massaferro y al Sargento Víctor Sanabria.
Y fusilaron sin compasión a diez soldados de entre 19 y 20 años. Unos dormían. Otros se estaban duchando. Hermindo Luna, el más humilde de todos, les hizo frente.
Los soldados muertos aquél domingo 5 de octubre de 1. 975 fueron: Conscripto Antonio Arrieta, Conscripto Heriberto Ávalos, Conscripto José Coronel, Conscripto Dante Salvatierra, Conscripto Ismael Sánchez, Conscripto Tomás Sánchez, Conscripto Edmundo Sosa, Conscripto Marcelino Torantes, Conscripto Alberto Villalba, Conscripto Hermindo Luna.
Por la memoria de ellos, el 5 de octubre es el DÍA NACIONAL DE HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS del terrorismo de Argentina.
Hermindo Luna tenía 20 años y era hijo único. Había entrado al Servicio Militar sin siquiera saber leer ni escribir, porque este tape gaucho sólo sabía del monte y de hachar quebracho al sol con 40 grados de calor. No sabía nada de Marx ni de Lenin, ni de la “lucha de clases” o la “plusvalía”. Curiosamente, sí lo sabía Mayol, el solado de clase acomodada que traicionó a sus compañeros y abrió las puertas del cuartel para que los mataran en las duchas. Es difícil comprender en nombre de qué luchaban estos asesinos.
El amor a su Patria y a su bandera le bastaron a Hermindo Luna aquella tarde para convertirse en Héroe.
Los padres de Hermindo Luna, fueron a retirar el cuerpo del Héroe, vestidos de luto, y descalzos, porque eran gente muy humilde de un paraje del interior de Formosa.
No tenían nada, excepto a su hijo, y el hijo se les fue defendiendo a la Patria.
Nunca recibieron una condecoración póstuma. Nunca una indemnización.
Así era la Argentina profunda, sencilla y ancestral, que en el primer lustro de la década de 1970 se estaba defendiendo de la agresión armada de Bandas Terroristas apoyadas por Estados extranjeros. Se defendía del terrorismo de otro Estado.
Ironías de esta Argentina absurda, uno de los terroristas que entró aquél día a sangre y fuego al Regimiento de Formosa, Martín Gras, es hoy Subsecretario de promociones de derechos humanos. Es el segundo en la Secretaría de derechos humanos.
Ayer lunes 5 de octubre, como desde hace 4 años, se rindió homenaje a las más de 1. 500 Víctimas del terrorismo de Argentina.
Y se lo cuento yo, porque los terroristas de ayer están hoy en el gobierno… y es comprensible que les moleste esta MEMORIA.
Ricardo H. Palma
Imagen: soldado Luna
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