sábado, 4 de febrero de 2012

Delito de adultos, penas de adultos

Cada tanto, el destino vuelve a plantearnos el mismo tema: un menor es inimputable en su acción, así sea un robo, un asesinato, o lo que sea.

Sacarle el auto a los padres no es algo nuevo. Desde que tengo uso de memoria, conozco miles de casos similares, de amigos y algunos parientes. Nunca pude entender como podían repetirse una y cientos de veces, mientras los padres no decían ni hacían nada. 

Un menor que usa el auto del padre, sabe perfectamente que no debe hacerlo. Sabe que está manejando sin carnet que lo habilita. Sabe que está haciendo algo indebido y muy malo. Por lo tanto es conciente de sus actos. Justamente, la adrenalina fluye más y más rápido, sabiendo que está fuera de la ley.

Aparentemente, el chico que cometió doble asesinato y un serio choque, no era la primera vez que hacía semejante tropelía. Sus amigos lo delataron. Mató a dos personas, una de las cuales iba a trabajar, mientras él y sus amigos se divertían. Uno de ellos, dejó de hacerlo.

El seguro del vehículo no se hace responsable. El titular del auto, su madre, tampoco debiera porque en definit iva su hijo le hurtó del auto, mientras ella estaba de vacaciones. Su abuela, que supuestamente lo cuidaba, estaba durmiendo y la pobre debe estar asummiendo una culpa que, tampoco corresponde.

El imberbe, irresponsable, merece ir a la cárcel y ser juzgado como adulto. Pero, una vez más, la justicia -por no llamarla injusticia- está de su lado. Vivirá toda su vida con la conciencia de ser asesino. Pero las familias de los dos chicos asesinados, no tendrán derecho a calmar su dolor, sabiendo que el responsable, seguirá suelto y no detrás de las rejas.

No entiendo aquellos que defienden la actual legislación. Será que nunca les pasó algo similar.

Por ello, sigo insistiendo que hay que cambiar las leyes y establecer una premisa base: delitos de adultos, penas de adultos.

3 comentarios:

OPin dijo...

Estoy parcialmente de acuerdo. Creo que la responsabilidad de quienes lo educaron aún es más importante que su propia responsabilidad. No se le puede pedir madurez a quién por definición es inmaduro. El peso de la ley debería caer sobre los padres y ya que esto también sería tela para cortar largo rato,es de señalar que la prosecución de los juicios en los civil puede que dejen en la total miseria a los padres y al hijo implicado.
Si esta pata de la mesa tuviera mayor difusión los padres tendrían mas cuidado y lo hijos lo pensarían dos veces antes de hacer una macana que les arruine también la propia vida.

Pero es solo mi opinión.

Un abrazo.

Pablo dijo...

A quien quiera escuchar:
Soy la mamá de Jonatan Alan Báez.

El dolor, la impotencia y la indignación son profundos, demasiado dolor. Mi hijo tenía proyectos, sueños, ilusiones, solo hacía un mes que trabajaba, estaba feliz porque le iba bien, estudiaba diseño gráfico y tenía planes de seguir perfeccionándose en otras áreas.

Todo quedó destruido esa mañana en el asfalto, camino al trabajo. Mi hijo era responsable, alegre, nunca estaba de mal humor, era compañero, colaborador y generoso en casa, excelente hijo, hermano, amigo...

No hay palabras para explicar tanto dolor, la impotencia de no poder ni siquiera verlo por última vez para despedirme. Qué difícil encontrar consuelo.

Ver sólo el cajón cerrado, la imagen de sus hermanas / hermanos y de su novia golpeando el ataúd sin poder verlo, son imágenes desgarradoras que difícilmente podamos olvidar. Los amigos desconsolados abrazando el ataúd.

¿Quién se hace cargo de todo el daño que nos causó esta tragedia? Ahora leemos en los medios que la madre del menor conductor, quien lo dejó al cuidado de una anciana para irse de vacaciones con sus amigas, priorizando sus placeres en desmedro de sus responsabilidades, se hará cargo de controlar la conducta de su hijo. ¿Ahora?

Los jueces la escucharon y confían en ella. No importa que ya se hubiera robado el auto otras oportunidades.

Como es menor, tiene quien lo defienda, la abogada oficial que le adjudicaron pidió que le levanten la prisión domiciliaría. Está bien, entendemos que así funcionan las leyes y las están cumpliendo, pero parece el mundo del revés, y yo como madre me pregunto: ¿Quiénes son las víctimas acá? ¿Quién escucha mi pedido de justicia? ¿Quién escucha y defiende a sus hermanos, que también son menores y también están en shock?

Una de las hermanas está por cumplir los 15 años, entre uno de sus proyectos y la ilusión de mi hijo era ayudarnos para hacerle la fiesta a su hermanita y ayudar a la familia. ¿Quién nos contiene?

En este sinsentido que muchos adultos (periodistas, vecinos del conductor adolescente etc.) calificaron de "travesura", en algunos casos como el del vecino, minimizando el hecho, PERDIÓ LA VIDA MI HIJO.

Nosotros no buscamos más que real justicia. Somos una familia de profunda fe cristiana, creemos en la vida eterna y en la Justicia Divina. Buscamos el consuelo y la respuesta en Dios, pero también esperamos respuesta en la justicia humana.

Más allá del debate por la inimputabilidad del chico de 15 años, llamo a la reflexión. ¿Está bien que ya no haya noción de castigo por las "travesuras" que se mandan los adolescentes y que destrozan la vida de los demás? ¿Qué les estamos enseñando a nuestros niños y adolescentes sobre el valor de la vida? ¿Sobre la responsabilidad y el respeto? ¿Qué ejemplo les estamos dando?

Es muy probable que este menor que causó semejante tragedia, en unos 2 o 3 años esté sacando el carnet de conductor y ande lo más tranquilo por la vida, pensando que cuando tenía 15 años se mandó una "travesura", mató a 2 personas y " ZAFÓ ". Sólo porque era menor y para la ley no tenía conciencia de lo que hacía. Y nosotros vamos a seguir llorando a mi Jony toda nuestra vida.

Sabemos que los adolescentes están en formación, que necesitan contención y educación y que si estas condiciones están dadas por el mundo adulto (desde padres, parientes, educadores, vecinos y opinión pública en general), tragedias como esta por la cual hoy atravesamos no deberían haber ocurrido, ni ocurrir nunca jamás...

Ojalá la muerte de mi hijo sirva para que, como sociedad, hagamos una verdadera toma de conciencia, acerca del inconmensurable valor de LA VIDA DE LA PERSONA HUMANA, que no es una trivial razón para que un noticiero o programa amarillista sea más visto, o para abrir absurdos debates, y que la sociedad tenga sobre qué hablar durante algunos días hasta que una nueva "travesura" tape circunstancias y nombres y todo quede en el olvido, junto con la dignidad humana que parecería estar en vía de extinción...

Pablo dijo...

Ojalá los adultos nos hagamos más presentes en la vida de niños y jóvenes en formación, que los padres, sobre todo, cumplan sus respectivos roles de formadores de conciencias sobre las bases del respeto humano, de la responsabilidad civil, de la intrínseca valoración de la vida como primer y más sagrado don para el hombre, de la solidaridad bien entendida...

Y a quienes tengan en su poder la función de administrar justicia sean concientes de que este caso en particular será dolorosamente ejemplificador y de que a través de todas sus decisiones, a partir de lo ocurrido, también estarán educando (o deformando) a las generaciones actuales y venideras.

Que Dios los guíe al estudiar qué decisión tomar para que este adolescente autor de estos homicidios asimile verdadera y perpetuamente que un vehiculo puede convertirse en un arma y sean, él, sus amigos y sus adultos responsables, medularmente educados en conciencia y responsabilidad civil.

Apelamos a la conciencia de los funcionarios, de los periodistas, de la sociedad que se hagan eco y que Jonatan Alan Báez (mi Jony), no caiga en el olvido. Que su muerte no haya sido en vano".

Su madre